TERNERA EN SU GREMIO

En el inicio de una campaña para demostrar que las vacas cántabras, a diferencia de sus homólogas inglesas, nunca ingresarán en el manicomio y de que mantienen intacta su alta calidad, las autoridades regionales, con su presidente, José J. Martínez Sieso, al frente, y acompañados del de la Asamblea regional, Adolfo Pajares, y el alcalde de Santander, Gonzalo Piñeiro, se entregaron ayer a un entusiasta almuerzo cárnico. Ante los manteles, las autoridades autonómicas sentaron a numerosos representantes de las amas de casa, hoteleros, carniceros, cocineros y periodistas. El fervoroso homenaje a la vaca vernácula reunió a casi 150 personas en un selecto restaurante de El Sardinero. Previamente, el consejero e Ganadería, José Álvarez Gancedo, había hecho comprar en la feria de Torrelavega una novilla de raza pardoalpina, de 18 meses y 370 kilos de peso, de la que se empleó lo más selecto de su anatomía para condimentar un suculento plato de albóndigas y un estofado exquisito. Puestos ya a regionalizar la comida, la carne que se pretende promocionar, exenta como está de cualquier riesgo de contraer con su consumo la temible encefalopatía espongiforme, fue precedida de anchoas y quesos del país y de un paté de elaboración artesanal. Al final, helado de miel y café con orujo. El Gobierno autonómico ya ha ofrecido las vacas autóctonas al Reino Unido, intentado exportar sus reses a países con problemas por tener vacas locas.-