Uno de los grandes acuerdos sociales a partir de la Constitución

Es un hito histórico. El preacuerdo alcanzado por los interlocutores sociales ha sido laborioso y para llegar a él ha sido necesario vencer resistencias dentro de la patronal y dentro de los sindicatos y celebrar decenas de reuniones técnicas. A algunos responsables empresariales no les gustaba la mediación obligatoria en los supuestos de movilidad geográfica, modificación sustancial de las condiciones de trabajo o despidos colectivos. En el seno de los sindicatos era la mediación obligatoria previa en las huelgas lo que no agradaba en exceso.El resultado final es "uno de los grandes acuerdos interprofesionales a partir de la Constitución", según palabras del catedrático del Derecho del Trabajo, Luis Enrique de la Villa. En su opinión, se trata de un importante pacto: "Fija un procedimiento pacífico en la solución de controversias, es muy positivo por razones prácticas para los jueces porque evita la sobrecarga de pleitos y contribuirá a aminorar la conflictividad y a enriquecer el diálogo social".

Mientras se gestaba este acuerdo, desde el Gobierno y el principal partido de la oposición se ha subrayado reiteradamente la transcendencia de este acuerdo. Hace dos semanas, Rodrigo Rato, responsable de Economía del Partido Popular, aseguraba que la negociación entre patronal y sindicatos es "una de las mejores noticias de la economía", en clara alusión a este tema. El ministro de Trabajo, José Antonio Griñán, también ha dejado clara su disposición a avalar el compromiso de los agentes sociales. Y desde el Consejo Económico y Social (CES) se han respaldado las tareas, primero con un informe que sentó las bases para elaborar los primeros borradores y, en la etapa final, los consejeros que son a su vez grandes expertos en el mercado laboral han asesorado sobre el documento definitivo.