La Unión Monetaria puede esperar

El moderno Estado de bienestar francés se creó hace 50 años por Charles de Gaulle y es comprensiblemente entrañable para los ciudadanos franceses de todas las creencias políticas. Ellos disfrutan de una envidiable colección de beneficios sociales que exceden con mucho los que puede conseguir un estadounidense medio. Entre ellos se incluye la Seguridad Social, generososas prestaciones por desempleo, subsidios familiares, jubilación anticipada y cinco semanas o más de vacaciones anuales. El primer ministro, Alain Juppé, subestimó el poder del contrato social cuando anunció algunas reformas modestas en la financiación de los beneficios asistenciales en Francia y la privatización de los servicios públicos de transporte. Ha sido forzado por las grandes huelgas y manifestaciones a una abrupta retirada y ha tenido que abandonar sus planes de privatización y ofrecerse a renegociar los cambios en los costes y beneficios asistenciales.Los líderes sindicales, embriagados con el éxito de su campaña, están presionando para una rendición total, que incluye la dimisión de Juppé. Sin embargo, mientras las huelgas continúan, ha comenzado ya una especie de regateo en público. Mientras este proceso se desarrolla, el Gobierno tiene que aceptar que la fecha de su objetivo para unirse a la Unión Monetaria Europea antes del final de la década -el plazo artificial que está dirigiendo su plan de ausferidad- puede y debe ser reconsiderado.

14 de diciembre