Albert Vidal se plantea el contacto erótico, con el público en su nueva obra

El actor y director Albert Vidal, de vuelta de una temporada en el seno de una comunidad nómada de Níger, anuncia un nuevo ritual -espectáculo en el que advierte que puede llegar "hasta las últimas consecuencias eróticas" con el público. El alcance del asunto les tocará comprobarlo a los británicos, pues el montaje, The worshipper (El orante), se estrenará en el Institute of Contemporany Arts (ICA) de Londres el jueves próximo."Después del éxito del año pasado, cuando actué a taquilla cerrada, con todas las entradas vendidas. Ahora voy solo, un one man show, una performance ritual de iniciación a la conciencia telúrica".

Vidal aparecerá rodeado de siete círculos de piedra desde los que establecerá comunicación con el público "persona a persona". Una comunicación que primero será visual y luego física, y que "no estará desprovista de carga erótica". Más bien al contrario. Pues Vidal, que lucirá pechos femeninos y un gran falo erecto (todo postizo), advierte: "No sé el límite, y puedo llegar en el contacto erótico hasta las últimas consecuencias". Vidal se desplazará sobre un pasillo de pigmento rojo e iniciará su revolucionario canto telúrico. Sobre una losa cubierta de pétalos de rosa, "se manifestará la esencia del príncipe", un hermafrodita que constituye el último estadio de la evolución espiritual vidaliana. Vidal será el único español en el ciclo del ICA. No hay aún fechas para actuar en España.

"Sigo al margen de todo, del teatro, de la vanguardia. He descubierto que soy un ojeador, un corredor solitario, voy por delante de la vanguardia. Trabajo ya para el espectador del 2040. Es como lo del canto telúrico: la gente se reía, pero yo llegué antes que los monjes de Silos y el lama tibetano [Gyourmé]. Sigo mi camino, ahora me acerco a la música clásica, y pienso que mi lugar sería el Palau de la Música". Hay un cierto desencuentro con el público catalán. "Considero a la socíedad catalana culturalmente inmovilista v conservadora".