Un descenso poco indicativo

El valor del tenis español no puede extraerse del descenso que sufrió ante México en la Copa Davis. Hay factores que son indicativos de ello. Soy de los convencidos de que España puede ganar la Ensaladera. Y ése fue uno de los motivos por los que más lamenté dejar la capitanía del equipo en 1993: se habían puesto ya los cimientos para iniciar una andaduda exitosa. Sin embargo, para ser campeones será necesario planificar mejor y no cometer los errores que nos han llevado a Segunda División. La diferencia entre el tenis español y el mexicano es tan brutal que ni la pista ni la altura sirven como justificantes.

En cambio, hay que evaluar si la elección de Berasategui fue la más adecuada para el segundo punto individual. La cuestión es saber si Alberto mantuvo un buen nivel de juego en los entrenamientos y se quedó colapsado durante el partido, o si no consiguió adaptarse nunca a la pista y a la altura. Dio la sensación de que su adaptación no era la mejor. Y entonces no se entiende que no jugara Àlex Corretja, que durante los entrenamientos desarrolló un juego excelente. Por otra parte, en España hay al menos cinco tenistas que han de mostrado su capacidad para jugar en superficies rápidas y no fueron convocados.