'Recinto carcelario'
Soy una interna del recinto carcelario, por llamarlo de alguna forma, de Carabanchel. Desde luego, los tan cacareados derechos humanos aquí quedan anulados.Relacionaremos solamente las condiciones humanas de vida, en las que es patente la casi total falta de higiene. Y eso no se lo imputo a una serie de personas que, desde luego, lo más cerca que han visto el agua es cuando las lavó por primera vez la comadrona. El resto es inaudito.
En un cárcel que debía estar retirada de la circulación hace años no va pensar nadie que al que ha cometido un delito, de la clase que sea, se le va a tener como en el Palace, pero sí de una manera más humana.
La falta de higiene empieza por los sitios donde se almacena la comida. Por allí corren las ratas como si estuvieran haciendo el reconocimiento ellas, en lugar de las personas indicadas a tal efecto (las funcionarias de vigilancia).
Pero, claro, la respuesta a esta cuestión es que se trata de presos.
La disciplina en las personas que cocinan y sirven la comida es nula, y a veces piensas: "¿Para qué les darán un gorro?". Más bien parece que se lo han tirado desde la ventana al salir: no tapan el pelo.
Todo lo demás es inhabitable. Qué menos que encender la calefacción en invierno a una hora adecuada... Claro, es mucho gasto y el Ministerio de Justicia debe ahorrar, pues demasiado gasta en papeles para los expedientes que se avecinan.
¿Y en verano? Me parece que debían habilitar este centro como sauna para todas esas personas que quieran adelgazar al vapor, pues seguro que perdían los kilos deseados en dos sesiones. ¡Qué menos que un ventilador por barba¡ Claro, ¡y la luz que gastaría!-
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