Supremo bien
Lázaro Carreter va equivocado al tener por impropio que en España, donde la lluvia es más que en otras partes bendición del cielo, los meteorólogos usen la expresión "riesgo de lluvias". Cien expresiones, como "promete sereno" y "amenaza nublado", demuestran que el criterio del Buen Tiempo no es lo propicio para la necesidad, sino el gusto del cuerpo a la intemperie. No mira al cielo pensando en la cosecha sino en la hospitalidad del exterior, y el inmediato egoismo del presente elige siempre el cielo azul. La gratitud del cuerpo al cielo azul enciende la alegría. El cielo azul es alegre por sí mismo; no puede ser un símbolo de la alegría, pues según la certera concepción escolástica -"algo que está en lugar de algo"-, el símbolo ha de ser -por convención, por mímesis o por metáfora- un sustituto de lo simbolizado, y el cielo azul no puede estar en lugar de la alegría, porque tiene en sí mismo, y aun por excelencia, la cualidad de lo alegre en cuanto tal. El cielo azul es la visión primordial a que remite la idea más general de la alegría: todas las alegrías son como el cielo azul. La reflexión de la felicidad debe empezar por la alegría, su fainómenon; error de Savater dejarla a un lado como un accesorio. La relación entre alegría y felicidad consiste en que ésta es condición de posibilidad de aquélla: el infeliz no puede alegrarse con el cielo azul y a los desesperados puede llegar a serles hasta doloroso. Pero una nube que empaña el horizonte es la figura más elemental, trivial, de la felicidad amenazada: es como si se quisiese la felicidad no por sí misma, sino por la alegría que hace posible. "Perder los ojos" dicen los italianos por "morir"; ¿es por las cuencas vaciadas de la calavera o porque poder ver el cielo azul, el día luminoso, es tal vez, a la postre, el bien mínimo y máximo, primero y último, de todo anhelo humano?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Kylian Mbappé no puede librar ni contra el Talavera: “Ha sido decisivo, por eso lo dejamos en el campo”
El Baskonia sigue fuerte en el Buesa y suma una victoria de prestigio ante AS Monaco
Muere Hans van Manen, coreógrafo y maestro de la danza contemporánea, a los 93 años
Petro reconoce por primera vez que Maduro es un “dictador”
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Elon Musk, más cerca de ser el primer hombre en alcanzar una fortuna de un billón de dólares
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”




























































