"¿Cómo imaginar que por una gota de sangre se sepa a qué ritmo ir?"

JUAN MORA Martín Fiz ha corrido, cuatro maratones en su vida; ganó tres y en el otro estableció el récord de España. Su entrenador, Sabino Padilla, es el médico de Miguel Induráin. Tiene 32 años, nació en Vitoria y su última gesta la penúltima fue proclamarse campeón europeo, al frente del trío de españoles, en los campeonatos de Helsinki 94- la realizó el pasado 23 de abril al ganar el maratón de Rotterdam, que es la carrera donde se concentran los maratonianos más rápidos del mundo en busca de grandes marcas -de las diez mejores de todos los tiempos, cuatro se lograron en Rotterdam-, porque la ciudad cuenta con un recorrido ideal.

Pregunta. Pese a que lo que ha logrado hasta ahora es mucho, da la impresión de que todavía usted puede llegar aún más lejos.

Respuesta. Sí, así es. Yo he visto que puedo dar más, porque, por ejemplo, en los últimos 10 kilómetros que corrí en Rotterdam. volé y en un maratón de altísimo nivel saqué casi dos minutos al segundo, o sea, que dispuse de muchísimo margen.

P. ¿Se jugaría un millón de pesetas contra una persona elegida al azar a que le ganaría en el último kilómetro del maratón, cuando usted ya lleva encima 4l?

R. Yo creo que aceptaría. Sería difícil que me ganase alguien. Hacer un kilómetro como el que hice en Rotterdam, en 2.47 minutos, es realmente un ritmo muy rápido.

P. ¿Usted no se cansa nunca?

R. La verdad es que en la última carrera, desde el kilómetro 25 al 33 fui parado, muy tranquilo, aguantando. En el maratón me he llegado a encontrar como pez en el agua. Yo creo que he nacido para el maratón.

P. Lo mismo le pasé en los Europeos de Helsinki, donde esperó a sus compañeros para asegurarse que los tres coparían las primeras posiciones.

R. No, en Rotterdam me vi mucho más superior.

P. Como siga así le vemos campeón mundial y olímpico. ¿Qué proyecto tiene para estas dos próximas grandes competiciones?

R. Intentar estar entre los ocho primeros, lo que pasa es que en la mente tenemos el podio.

P. ¿Para cuándo maratones tan carismáticos como Nueva York?

R. Quizá este mismo año. Depende de como acabe el Mundial. Nueva York es la prueba de mayor prestigio, no te machaca a tope, porque no se gana con grandes marcas. Lo único que tienes que hacer para ganar es dedicarte a correr y a controlar a tus rivales, sin pensar en el cronómetro. Ganar allí proporciona incluso más prestigio que ser segundo o tercero en el Mundial.

P. ¿Cómo se explica la transformación que ha sufrido? De ser un discreto corredor de cross se ha convertido en un magnífico maratoniano.

R. Sabino Padilla me ha hecho campeón. Además de entrenador y médico es un gran psicólogo. Me mentaliza antes de cada carrera. De ser un atleta normal intenta convertirme en campeón del mundo.

P. ¿Utiliza similares métodos a los que emplea con Induráin?

R. El programa mis entrenamientos. Me exige mucha regularidad y recuperación de los esfuerzos. Hay que machacarse, pero nunca pasarse. Nos programa de manera que veamos que nuestra forma va mejorando para fortalecernos psicológicamente.

P. ¿También se entrena con pulsómetro?

R. Sí, sí. Llego a un máximo de 175 pulsaciones por minuto, aunque compito a 160/168. Hemos intentado subir a 180/190 y es imposible. Soy fondero-fondero, un motor diesel, capaz de hacer cantidad de kilómetros a un mismo ritmo.

P. ¿No le parece una preparación artificial, aunque sea necesaria?

R. Antes era más romántico, ahora es más mecanizado. ¿Quién podía imaginarse que a través de una gotita de sangre se pudiera saber a qué ritmo tienes que ir? Estás constantemente vigilado.

P. A este paso, va a romper todos los récords.

R. Sabino me dio un consejo después de ganar en Rotterdam. Yo venía con la cabeza caliente, eufórico; hablas con tu manager, te habla de muchos dólares, va Sabino y me dice: "Carlos Lopes estableció el récord del mundo con 38 años. No te obsesiones con el, dinero ni con las ofertas, que por delante tienes una vida muy larga. Sólo has hecho cuatro maratones; dentro de unos años puedes hacer récord del mundo, o sea, que olvídate de tantas competiciones y céntrate en los objetivos.- Es un consejo que me he guardado.