EL CHÁNDAL LLEGA A LA SCALA

El coro de la Scala de Milán ha protestado contra lo que considera abandono por parte de los dirigentes del teatro, la tardanza en renovar los contratos y la precariedad de las normas de seguridad saliendo a cantar el primer acto de Mefistófeles con chándales, jerséis, vaqueros o vestidos de calle. Sólo tres de sus miembros entraron en escena con los trajes de faena, no por desacuerdo con sus compañeros, según ha puntualizado alguno de los disidentes, sino molestos por el comunicado sindical que daba a entender excesiva unanimidad. El público, que acogió con una más que sonora y larga tanda de pitos y silbidos a los cantantes, comprendió, según avanzaba la representación, que el hábito no hace al monje, y aplaudió calurosamente al coro y a su director, Riccardo Muti, al final del segundo acto. Muti, por cierto, se mostró menos comprensivo que el respetable y, tras asegurar que nunca le había pasado algo semejante, añadió que los problemas deben resolverse con la administración del teatro. O, lo que es igual, que al escenario se sube ya llorado.-