"No estábamos robando, estábamos trabajando"
Como buen capitán, a Enrique Davila González se le revolvieron las tripas cuando recibió la orden de abandonar el Estai, en custodia de las autoridades canadienses desde el domingo por la noche. Su camarote no se puede comparar con esta habitación del Hotel Newfoundland, pero él prefería haberse quedado y está preocupado por el barco. "No nos dejaron estar en el barco, nos obligaron a salir a todos. Yo me quería quedar para ver lo que pasaba y para conservar la carga, que es el trabajo de cuatro meses y medio que estuvimos en la mar, pero dieron la orden. Yo les dije que si salíamos del barco no nos hacíamos responsables de nada, tomaron esa responsabilidad y salimos. Ahora yo no sé lo que van a hacer, si se pierde el pescado o si no se pierde, si andan en la bodega o no... Ahora, de la forma que han hecho esto, ya no hay testigos de lo que puedan hacer".Pregunta. ¿Los cargos reflejan lo que ocurrió?
R. Bueno... Un cargo era por estar pescando: Según la Unión Europea y según España, tenemos para pescar ahí hasta 18.600 toneladas. Otro cargo, el de cortar las redes: Yo, al ver que estaba fuera de las 200 millas y ver gente armada que no pedía permiso para subir al barco y que estaba en aguas internacionales, lógicamente no me iba a dejar que me entraran. Por tanto, yo dí la orden y la tripulación cortó las redes, para tratar de marcharnos. Otro, resistencia a la autoridad: Eso no es verdad. Ellos intentaron entrar por la fuerza y en el momento que nos dijeron que paráramos máquinas, les dijimos que estábamos en aguas libres, en aguas internacionales y que nos diesen el motivo. No lo dieron, dijeron que ya me lo dirían dentro. Con gente armada dentro, de poco me iba a servir la explicación, lógicamente. Entonces dijeron que parara máquinas, que si no iban a disparar. Estaban amenazando a otros barcos, al Praia de Rodas, al Monteagudo, al Verder, que venía por la popa... Estaban a nuestro costado tratando de arroparnos hasta que dispararon. En ese momento, yo no iba a poner en peligro a la tripulación ni a nadie: paramos máquinas y nos dejamos apresar.
P. ¿Cómo ha sido la travesía hasta aquí?
R. Primero tuvimos el nerviosismo lógico por lo que hicieron, porque fue un asalto en toda regla. Yo estaba tranquilo porque no estábamos robando, estábamos trabajando. Pero veníamos apresados y eso siempre pone algo nervioso. Después, en la travesía, hubo bueno en cuanto pasaron las primeras horas y guardaron las armas, cuando yo se lo pedí.
P. ¿Esperaba un recibimiento como el del puerto?
R. Sí, ya nos lo habían anunciado. Sabemos también que dicen que no iba contra nosotros, pero, entonces, ¿a qué tanto tumulto? Y desde luego, retrasaron la entrada en el puerto hasta esa hora y ese día para que coincidiera con la manifestación, eso está claro.
P. El problema del Estai es sólo parte del conflicto.
R. Sí, en este momento somos el foco de atención porque nos apresaron ilegalmente pero ahí están los compañeros en el caladero: Hay muchos puestos de trabajo pendientes de esto, está el fruto de nuestro trabajo de estos meses, que es de lo que comemos y hay mucha gente en tierra que depende de nosotros.
P. No se le ve muy a gusto en el centro de la atención...
R. Es que parece como si yo fuera el protagonista y no es así. Ésta es una película que no quisimos buscar. Ahora tratamos de marcharnos. Lo mejor sería que nos dijeran mañana que podíamos irnos con el barco a casa, pero todavía no sabemos qué ocurrirá y si le van a poner cargos al barco.
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