Resistente

Este año, los mejores erizos de mar han coincidido con las bombas de Chechenia. La primavera pasada, mientras la gente se degollaba en Ruanda, también fue una gran temporada para las habas y los espárragos de Resurrección. Ahora, el terremoto de Japón, cuya. autoría ningún poder sobrenatural ha reivindicado, no impedirá que los almendros florezcan allí al amparo de las llamas. Toda mi filosofía se reduce a que la crueldad de la historia, la imbecilidad humana y los zarpazos de la naturaleza no me cieguen hasta el punto de ignorar que éste es el momento idóneo para plantar berenjenas. Las gemas están a punto de reventar. Ninguna noticia es tan importante como para alterar el desayuno de nuestros lectores: ésta era la di visa del diario. The Times de Londres. La declaración de guerra del Imperio Británico contra Alemania la dio ese periódico en segunda página con un titular a dos columnas sin ampliar el tamaño de las letras. La primera página estaba reservada para los anuncios breves. En ellos, los pequeños comerciantes hacían llegar al público sus aspiraciones, y con eso los clientes sabían dónde podían comprar un tornillo, una palangana, un bollo de chocolate, un paraguas, o encontrar un restaurante, una sala de fiestas, unos muebles usados. Al tiempo que estaban lloviendo hierros en toda Europa, el tejido de la vida se recomponía entre los escombros a manos de los menestrales como ahora la savia de la próxima primavera se regenera ya en medio de la idiotez humana y la histeria política. Soy un resistente. Siempre estaré de parte de los erizos perfumados de enero y en contra de la injusticia. Mientras haya una panadería bajo el bombardeo, la historia universal es tará a salvo. ¿España? Comenzaré a preocuparme de la esencia de la patria cuando un día entre en el café Gijón y le pida un décimo al cerillero y éste me diga que la Lotería Nacional se ha suprimido. Las grandes verdades de los periódicos vienen en la sección de anuncios por palabras y se multiplican en las voces por los patios de luces.
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