Soares condena una actuación policial y vuelve a enfrentarse con Cavaco Silva

Los sindicatos y los partidos de la oposición portuguesa -socialista y comunista- parecen dispuestos a utilizar el conflicto laboral de la localidad de Marinha Grande, en el que se han registrado duras intervenciones de los cuerpos de seguridad, para exacerbar el conflicto institucional entre el Gobierno de Anibal Cavaco Silva y el jefe del Estado, Mario Soares. La condena de la "represión policial" por el presidente portugués coincide con su segundo veto a la ley sobre los Servicios de Información.

En una carta dirigida al Parlamento para justificar su nuevo veto, Soares invoca el insuficiente control parlamentario sobre la acción de la policía y su excesiva dependencia del Gobierno. Si la mayoría de centro-derecha vuelve a aprobar la ley, como parece ser su intención, Soares estará obligado a promulgarla, so pena de abrir un conflicto con el poder legislativo.

La disolución del Parlamento sería entonces la única salida constitucional. El primer ministro Cavaco Silva, que había dejado entrever que renunciaba a la presidencia del PSD, aceptó reunirse "a puerta cerrada" con los dirigentes de las federaciones socialdemócratas.

El presidente Soares, después de recibir en audiencia al alcalde socialista de Marinha Grande exigió ayer "explicaciones" a Cavaco Silva y al Ministerio del Interior acerca del abuso de fuerza de las fuerzas de seguridad portuguesas para dispersar a los huelguistas que habían cortado la vía férrea del Oeste y las carreteras de acceso a la pequeña ciudad industrial del centro de Portugal, cuna del movimiento obrero luso.

A su vez, los partidos de oposición y los sindicatos han convocado para hoy una manifestación nacional de solidaridad con los cerca de 400 trabajadores de la fábrica Roldáo. El conflicto laboral empezó a mediados de este mes cuando los obreros emprendieron la huelga para exigir el pago de dos mensualidades de salarios atrasados.