Las rosas crecen bien en el estiércol

Asesinado el sábado 3 de diciembre en Argel, Säid Mekbel, director del diario Le Matin, escribía todos los días un artículo en la última página de su diario. Este es el último que publicó, precisamente el día, en que los intransigentes islámicos acabaron con su vida. Un artículo que hablaba de alguien como él."Ese ladrón que, en la noche, va pegado a los muros para entrar en su casa, es él. Ese padre que recomienda a sus hijos que no comentenfuera de casa su perverso oficio, es él. Ese mal ciudadano que se pasea por los juzgados esperando su turno para pasar ante el juez, es él. Ese individuo, pillado en medio de una redada en un barrio y al que un golpe de porra propulsa al fondo del furgón, es él. Él es quien, por la mañana, deja su casa sin estar seguro de llegar a su trabajo, y él quien, por la noche, deja su trabajo sin estar seguro de llegar a su casa. Ese vagabundo que ya no sabe en casa de quién pasar la noche, es él. Él es a quien se amenaza en el secreto de un despacho oficial, el testigo que debe tragarse lo que sabe, el ciudadano desnudo y desamparado... Ese hombre que hace votos de no morir decapitado, es él. Él es quien no sabe hacer otra cosa con sus manos que no sea sus pequeños escritos. Él quien, a pesar de todo, tiene esperanza porque, ¿no es cierto?, las rosas crecen bien en el estiércol. Él que es todo esto y que solamente es un periodista".