JUEGO BRITÁNICO

Todos los británicos mayores de 16 años, con la suficiente confianza en el destino como para tentar a la suerte, tienen desde ayer a su disposición la nueva lotería nacional, que por una libra (200 pesetas) pondrá a su alcance un premio máximo cada semana de dos millones de libras (400 millones de pesetas). La nueva lotería, lanzada ayer a las siete de la mañana en un programa especial transmitido por la BBC desde la torre de Londres tras una preparación legal de casi tres años, contó con el respaldo del primer ministro británico, John Major. Se prevé que el nuevo juego nacional, controlado por la empresa privada Camelot, arroje unos beneficios de 1.600 millones de libras (más de 320.000 millones de pesetas) a lo largo del año. De ellos, el Estado se quedará con el 12%, mientras un nada desdeñable 28% deberá ser destinado obligatoriamente a financiar causas de interés común: de caridad, artísticas, deportivas... Pero esta nueva bonoloto, que se vende en 11.000 tiendas, ha encontrado notable oposición en diversos sectores. Desde instancias religiosas hasta organizaciones caritativas han mostrado su reserva -en unos casos moral, en otras puramente práctica- ante el nuevo juego nacional. De acuerdo con un estudio realizado recientemente por encargo del Consejo Nacional de Organizaciones Voluntarias, las pérdidas que este nuevo "vicio" puede ocasionar a las populares charities se calcula entre los 190 millones y los 270 millones de libras. Y la Asociación de Jugadores Anónimos resalta sus aspectos negativos ante el creciente número de adictos al juego que así se agravará. Pero, además, ha desatado la furia de las empresas de apuestas de fútbol, ya que la nueva lotería se beneficia de un tratamiento de impuestos especial y tiene mayor acceso a la televisión.