Protestas por el ruido de los bares de "La Minicosta"

Algunos lo llaman Barrio Sésamo por los grupos de quinceañeros que frecuentan los bares de la zona antes de la medianoche, y otros lo conocen como La Minicosta, ya que sirve de lugar de encuentro de jóvenes.El barrio de la Princesa, en Móstoles (199.000 habitantes), donde vive casi un millar de vecinos, tan sólo guarda su apacible aspecto de antaño durante la semana. A partir del viernes, los cinco locales de copas abiertos en el barrio logran concentrar a jóvenes de todas las edades. Aunque la mayoría de clientes celebran la iniciativa de mantener juntos todos los locales, a las 96 familias residentes en los tres bloques más cercanos a la zona no les hace ninguna gracia. Se quejan del ruido que generan los clientes "cuando arrancan los coches y motos y salen a toda velocidad haciendo chirriar las ruedas", dice un afectado.

Otra vecina se queja de que los jardines que rodean a los bares "sirven de improvisado colchón a las pandas, que se tiran allí con los minis y se ponen a cantar, gritar o pelearse a horas intempestivas". Los vecinos han enviado una carta al alcalde José Luis Gallego pidiendo que la policía lleve a cabo un estricto control del horario de cierre, "que jamás se cumple".