Abstinencia
Nunca me he fiado de la gente que ni bebe ni fuma. Desde aquí, toda mi simpatía para los que lo han dejado, porque si se fuman otro cigarrillo o se beben una copa más acaban echando por la boca el hígado y los pulmones. Pero a esos individuos de semblante permanentemente optimista, que te miran con aires de superioridad porque necesitas muletas químicas para soportar este mundo maravilloso en el que vivimos, ni los buenos días. Cuando tenga 50 años preferiré parecerme a Keith Richards en vez de a Laureano López Rodó.Y es que hay algo tremendamente inhumano en este culto a la abstención, que parece querer convertirse en la principal seña de identidad del tiempo presente.
La cruzada abstencionista no descansa. Después del alcohol, el tabaco y las drogas, le ha llegado su turno al sexo. En Estados Unidos, las asociaciones que propugnan la castidad florecen como setas; en España, concretamente en Granada, acaba de nacer la primera entidad de estas características, que sin duda habrá complacido sobremanera al Vaticano. Con la castidad, ya se sabe, no hay manera de pillar el sida. Y el sexo más seguro del mundo es, evidentemente, la abstención. Pero qué triste, ¿no? Qué cobarde, incluso. Qué inhumano.
Da la impresión de que se camina hacia la eliminación total del factor riesgo en la existencia. Dentro de poco saldrán asociaciones cuyos representantes no leerán libros, no escucharán música o no saldrán nunca a la calle por miedo a la delincuencia ciudadana. Su vida será muy segura sin alcohol, sin tabaco, sin drogas, sin sexo, sin ideas disolventes, sin canciones euforizantes. Serán como aquel personaje del chiste que le preguntaba al médico si viviría más sin beber y sin fumanNo, le contestaba el doctor, pero se le hará todo mucho más largo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
El volcán Etna, el más activo de Europa, entra de nuevo en erupción en Sicilia
El Gobierno insiste en que “hay mucho que se puede hacer” sin la convalidación del Congreso
Rosauro Varo renuncia a sus cargos en Telefónica
La DGT confirma que no habrá seguro ni matrícula para los patinetes eléctricos el 2 de enero de 2026
Lo más visto
- Europa entra en estado de alerta ante la embestida estratégica de Trump
- ¿Qué pasa si uno solo de los ganadores del Gordo de Villamanín decide denunciar?
- Los grandes derrotados del Gordo de Navidad de Villamanín, 15 jóvenes de entre 18 y 25 años: “Hoy hemos perdido amigos”
- La larga sombra del hijo único: China paga con una crisis demográfica su mayor experimento social
- El giro del PP con Vox: de prometer no gobernar con la extrema derecha a normalizarlo tras el resultado en Extremadura




























































