Derribada una fortaleza criptográfica
Unos 600 científicos e informáticos de los cinco continentes han trabajado durante ocho meses y han utilizado 1.600 ordenadores para descifrar el RSA 129, un número de 129 dígitos propuesto en 1977 como una fortaleza criptográfica imposible de romper. Representantes del equipo internacional coordinado por el laboratorio de comunicaciones de la empresa Bell han explicado que este hecho tiene implicaciones para los sistemas de seguridad de las empresas y centros de investigación que utilizan largos códigos numéricos para proteger secretos en bases de datos electrónicas.El acertijo consistía en descubrir los dos números primos (indivisibles excepto por 1 y por sí mismos) que multiplicados dan el número 114.381.
625.757.888.867.669.235.779. 976.146.612.010.218.296.72 1. 242.362.562.561.842.935.706. 935.245.733.897.830.597.123. 563.958.705.058.989.075.147. 599.290.026.879.543.541. La solución (los números 3.490. 529.510.847.650.949.147.849. 619.903.898.133.417.764.638. 493.387.843.990.820.577 y 32. 769.132.993.266.709.549.961. 988.190.834.461.413.177.642. 967.992.942.539.798.288.533) ha venido de la mano de la descomposición del número en muchos trocitos de forma que se pudiera dividir el trabajo, que ha sido realizado por científicos y voluntarios a través de la red de correo electrónico Internet (ver EL PAÍS, suplemento Futuro, del 13 de abril). Con la llave en la mano, los investigadores descubrieron el mensaje secreto encerrado en el número, que resultó ser la frase "The magic words are squeamish ossifrage", algo así como "Las palabras mágicas son remilgados quebrantahuesos". Según los autores del RSA 129 la frase no tiene sentido.
"Este descubrimiento es importante si se quiere proteger el código que a su vez protege cosas como la fórmula secreta de la Coca-Cola o las armas nucleares", declaró el lunes en Nueva York Ronald Rivest, informa Reuter. Rivest es uno de los tres científicos que propusieron el número en 1977 como demostración de la seguridad de un nuevo sistema criptográfico público y auguraron que no se podría descifrar en 40.000 billones de años. El sistema funcionaba de forma que cualquiera que supiera el número (la primera llave) podía introducir datos pero no sacarlos sin conocer los dos números primos (segunda llave). El desciframiento ha sido la mayor operación de cálculo matemático de la historia, según su coordinador Argen Lenstra.
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