La presidencia griega se compromete a ampliar la UE

Grecia se comprometió ayer solemnemente ante el Parlamento Europeo (PE) a respetar el calendario establecido por la cumbre de los Doce para la ampliación de la Unión Europea (UE) a Austria, Finlandia, Suecia y Noruega. El ministro de Asuntos Europeos, Teodoros Pangalos, expreso en nombre de la presidencia griega de la UE su empeño en terminar la negociación el 1 de marzo y explicó que ha empezado una gira por las capitales de los países candidatos para, intentar desbloquear las cuestiones pendientes. El compromiso griego ha sido acogido con frialdad y escepticismo por la eurocámara, aunque nadie se ha opuesto todavía públicamente al calendario de. ampliación que teóricamente debe culminar el próximo 1 de enero después de los correspondientes referendos.Con la apuesta decidida por la ampliación, el gobierno del socialista Andreas Papandreu tiene la posibilidad de ofrecer una imagen europeísta y a la vez de congraciarse con algunos países como el Reino Unido, Holanda y Alemania, muy reticentes a su presidencia europea y a sus posiciones pro-serbias. en la guerra balcánica. De ahí el entusiasmo del ministro Pangalos respecto a un calendario de adhesión que permite a Atenas obtener legitimidad en la defensa de las candidaturas de Malta y de Chipre, esta última muy útil en su enfrentamiento con Turquía a propósito de la isla dividida. Así, el contencioso de Grecia con Macedonia apenas ha ocupado un lugar relevante en el debate sobre la presidencia griega, como consecuencia de la prudente actitud tomada por Atenas.
Tampoco la Comisión Europea desea que el previsible retraso en la ampliación sea atribuido a un trabajo insatisfactorio de sus servicios. De ahí que sus funcionarios estén realizando esfuerzos suplementarios para intentar concluir la negociación en la fecha señalada del 1 de marzo, a pesar de que existe una clara conciencia de estar forzando el calendario. Fuentes de la Comisión subrayan que la propia fecha es fruto de la voluntad del presidente del Parlamento, Egon Kleptsch, que quiere votar el dictamen conforme obligatorio antes de la disolución de la Eurocámara, más que de la presión de los países entusiastas de la ampliación o de los propios candidatos.
Dos de ellos, como mínimo, Austria y Noruega, podrían preferir una negociación más lenta, para convencer a sus ciudadanos indecisos o resolver algunos escollos realmente graves. Austria se niega a ofrecer igualdad de derechos de tránsito por carretera entre sus transportistas y los de la Unión y desea prohibir la compra de segundas residencias a ciudadanos no austriacos. Noruega se niega a abrir sus caladeros y la propiedad de sus empresas pesqueras a los otros países. Pangalos advirtió ayer que "no es obligatorio concluir la negociación con los cuatro, pues se puede imaginar que uno, dos o tres países puedan hacerlo antes del 1 de marzo".Cumbre extraordinariaAtenas está estudiando la celebración de una cumbre extraordinaria a mitad de marzo, con el objetivo de resolver estos problemas, incluida la cuestión de la financiación de las principales concesiones en política regional y agrícola. Nadie en el PE quiere oponerse abiertamente a la inmediata ampliación ni aparecer como culpable de su bloqueo, pero son numerosos los parlamentarios de distintos grupos que expresan sus reservas a un calendario que consideran precipitado. El Parlamento debe aprobar el dictamen conforme a los textos de los tratados después de que emitan su opinión todas las comisiones afectadas y que la comisión de Exteriores emita su dictamen.
Los eurodiputados contarán sólo con dos sesiones plenarias para dar su aprobación. a la ampliación, la de abril, en la que será materialmente imposible, y la última de la legislatura, en la semana del 2 al 6 de mayo y ya en plena campaña electoral, que concentrará a los parlamentarios en sus respectivos países. Existen serias dudas respecto a la posibilidad de que para entonces estén listos los dictámenes y sea posible reunir la mayoría de 260 diputados a favor. En caso de que no sea así la ampliación deberá quedar prácticamente para un año más tarde y se complicará al coincidir con la revisión del Tratado de Maastricht, prevista para el año 1996.
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