EL LIBRECAMBIO

A primeras horas de la miñana de ayer, antes incluso de que Leon Brittan y su colega estadounidense, Mickey Kantor, anunciasen que habían logrado un pacto para cerrar la Ronda Uruguay del GATT, las rotativas de este organismo escupían ya cientos de copias del tratado que regirá la mayor liberalización del comercio mundial.Una medida de urgencia para que las 117 delegaciones que deben aprobar el tratado en Ginebra dispongan hoy de las aproximadamente 500 páginas del documento, cuyos pasajes más importantes se dejaron en blanco -y así salían de la imprenta- a la espera de que ambos negociadores, sir Leon y míster Kantor, llegasen a un acuerdo.

Y llegaron. Los más de tres días de intensas negociaciones se percibían ayer en sus agotados físicos. Tras echarse flores por sus excelentes cualidades de implacables negociadores, con las voces quebradas por el cansancio y con el recuerdo de algún que otro grito durante las horas previas para tratar de imponer sobre su contrincante sus criterios, aclararon que la última noche había sido muy intensa. Pero "oh please ", aclararon, "no malinterpreten, porque estuvimos negociando".

En los últimos diez meses, Kantor y Brittan se han tenido que ver las caras de duros negociadores más a menudo de lo que quizá hubiesen deseado.

Su "buena amistad" actual no debe haber sido lo que se dice miel sobre hojuelas, pues han tenido que soportar la presión de 13 pesadas e inflexibles maquinarias: la Administración estadounidense y los doce países comunitarios.

Al final, incapaces de solucionar las diferencias que les separan, por lo menos se han puesto de acuerdo en eliminar los puntos de desacuerdo del programa. El acuerdo final en la Ronda Uruguay ha costado siete años de negociaciones.