Investigación en Austria por la muerte de un bebé de testigos de Jehová

La Fiscalía General de la ciudad austriaca de Linz inició ayer una investigación para establecer las causas y responsabilidades médicas en la muerte de un bebé de 11 días que no recibió una transfusión de sangre necesaria para sobrevivir, porque sus padres, Testigos de Jehová, se negaron. Ayer por la tarde se inició la autopsia por orden judicial.

El recién nacido, internado en la Clínica Infantil de Linz, sufría de un rechazo al factor Rh, por lo que el médico, durante el embarazo de la madre, le aconsejó una transfusión, que ella rechazó categóricamente por motivos religiosos. Al nacer el niño, los médicos volvieron a proponer una transfusión para el bebé, a lo que ambos padres se negaron. Una transfusión, "con un 100% de seguridad le habría salvado la vida", aseguró Klaus Schmidt, el vicedirector del centro.

El portavoz para asuntos de justicia del Partido Popular (OEVP), Michael Graff, dijo en una entrevista ayer que la muerte del niño "era responsabilidad de los médicos". "Tendría que haber sido su deber salvar la vida del bebé aplicando las medidas necesarias. Los derechos de los padres sobre sus hijos no son más fuertes que el derecho de los niños a la vida", dijo Graff.

Leonhard Hohenauer, el médico que llevaba el caso, reconoció que existe la posibilidad de suspender a los padres el derecho a la custodia del niño a través de un juez, para así poder suministrarle la transfusión, "pero ya era viernes por la tarde" y los tribunales al iniciarse el fin de semana cierran más temprano.