Elecciones mexicanas

Según he leído en EL PAÍS, el presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, está buscando un consenso político para que las próximas elecciones de su país -que se celebrarán en 1994- sean limpias, sin escándalos y con un sistema político pacificado. Objetivos muy loables. Sin embargo, hay algo que creo que no acaba de encajar. En diciembre de 1988, José Ramón García Gómez, miembro del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) de México, que había denunciado el fraude electoral de las últimas elecciones, fue secuestrado por varios policías y desapareció: no ha vuelto a ser visto. Autoridades mexicanas han reconocido la participación de la policía en este secuestro-desaparición, y hay dos personas detenidas en relación con el caso. Con posterioridad, han responsabilizado de la investigación de forma exclusiva al fiscal especial (miembro, al igual que José Ramón García, del PRT) nombrado al efecto. Creo, sin embargo, que la responsabilidad de la investigación corresponde al Estado mexicano en su totalidad, inclusive al presidente. Salinas podría demostrar su voluntad de tener unas elecciones limpias aclarando definitivamente qué pasó con José Ramón García, cuyo único delito fue, precisamente, denunciar el fraude electoral.