Koipe, segura; Antibióticos, no tanto

La empresa aceitera española Koipe puede vivir con relativa seguridad la crisis de Ferruzzi, ya que pertenece al núcleo esencial agroalimentario de un grupo que Mediobanca ha prometido que no será desmantelado.Pero aun en el caso de que Guido Rossi, ex presidente de la Comisión de Bolsa, nombrado el sábado presidente de Ferfin en sustitución de Arturo Ferruzzi, y Enrico Bondi, designado consejero delegado de Montedison en sustitución de Carlo Sama, decidieran llevar la realización de activos más allá de lo previsto, Koipe tendría donde agarrarse.

Pertenece a Eridania Beghin-Say, sexto grupo alimentario del mundo, que genera el 64% de la facturación de Montedison, pero que sigue siendo francés en un 48%. El Gobierno francés anunció el jueves pasado que no permitirá el desmembramiento de Beghin-Say y que apoyará al financiero Jean Marc Vernés, socio de Raúl Gardini, para que sustituya a los italianos, si venden su participación.

En cambio, el futuro de Antibióticos, los laboratorios adquiridos por los italianos a Juan Abelló y Mario Conde, está más en el aire. Parece lógico que siga la vía de Himont -la empresa de plásticos filial, como la española, de Montecatini, filial a su vez de Montedison-, para la cual el grupo Ferruzzi había llegado ya a un acuerdo de joint venture paritaria con Shell. Esta solución, que no generaría cashflow pero sí desplazaría parte de la deuda del grupo Ferfin, ha quedado bloqueada con la reciente cesión de poderes a los bancos.

Las empresas de Ferruzzi más candidatas a la venta pura y simple parecen ser las de comunicación -Telemontecarlo y el periódico Il Messaggero-, y la constructora Calcestrucci, que resultó, además, implicada en las investigaciones sobre el pago de comisiones ilegales a políticos. Por tales investigaciones sigue fugitivo de la justicia Giuseppe Garofano, alto ejecutivo de Ferruzzi hasta hace pocos meses.