Estupor en Holanda ante el más escabroso caso de incesto de su historia judicial

La policía holandesa acaba de reabrir el más escabroso caso de incesto registrado en el país y cerrado en 1991 con el encarcelamiento de tres miembros de una familia. Una de las víctimas ha denunciado ahora los abortos ilegales que sufrió y el asesinato de al menos seis bebés, fruto de relaciones forzadas por el padre, un hermano y otros tres vecinos.

La policía busca los cadáveres de los recién nacidos en los bosques de Epe, una zona de integrismo calvinista en el centro del país y escenario del suceso. La identidad de los protagonistas es mantenida en secreto. Las violaciones y malos tratos padecidos en su hogar entre 1976 y 1990 por dos hermanas dieron en la cárcel con el padre, la madre y un hermano mayor. Una de las jóvenes se ha atrevido a explicar ahora los pormenores del drama.Según relata en su propio diario, desde que tenía 13 años sufrió repetidos abortos ilegales. Por lo menos seis bebés fueron asesinados poco después de nacer y enterrados en el bosque.

El progenitor cumple una condena de siete años de cárcel. Su esposa y su hijo, ya en libertad, han sido detenidos de nuevo y admitieron parte de los hechos. Estos nuevos pormenores han sobrecogido incluso a los propios detectives adscritos al caso.

Los agentes han averiguado también que las hermanas fueron obligadas a beber orina e ingerir heces si se negaban a colaborar en el incesto. Su resistencia fue vencida también con quemaduras y sal en sus heridas. Ambas están bajo tratamiento y alejadas de su familia. La policía cree que buena parte de los amigos de los padres participaban en las violaciones.

Los psicólogos que atienden a los padres de las víctimas aseguran que el coeficiente intelectual de la madre ronda los ocho años, pero que el padre es completamente responsable de sus actos y siempre supo lo que hacía.