"Lo mejor sería que ganase el centro"

Gonzalo Torrente Ballester dice que no sabe de política y apela a su edad -81 años- para declararse "escéptico; no del todo, pero sí bastante escéptico". El escritor declara sus preferencias por "el centro", pero resulta difícil adivinar qué esconde detrás de esa abstracción.

Pregunta. ¿Qué tendencia política cree que defendería mejor los intereses del país?

Respuesta. El centro, que es el que no va a ganar las elecciones, precisamente.

P. ¿A qué partido va a votar, entonces?

R. El voto es secreto.

P. ¿No cree que el PSOE y el PP se esfuerzan por aparecer como partidos de centro?

R. Bueno, pero uno tiende a la izquierda y el otro a la derecha.

P. ¿Existe entonces un centro absoluto?

R. Hoy no. Existió y existirá. De momento, no.

P. ¿Añora los tiempos de UCD?

R. Yo no estoy seguro de haber votado a UCD. Hace tanto tiempo que ya me he olvidado. Yo hago una reflexión actual, que probablemente hace 15 años no serviría igual. La política está cambiando y una vez conviene una cosa y otra vez, otra. Pero yo no soy un enterado.

P. ¿No le interesa la campaña?

R. Todo lo que dicen ya lo he oído antes varias veces y no me interesan muchas cosas. Hay por ahí algunas ideas, que van de una boca para la otra, sin que sean producidas por quienes las enuncian. A mi edad, me limito a resolver mis problemas personales, aunque algunos están vinculados a los problemas generales. Por ejemplo, tengo cinco hijos y todos están sin trabajo.

P. ¿Es el paro el problema que más le preocupa?

R. El paro, indudablemente, es un indicador de que las cosas no van bien. Me preocupan los problemas fundamentales, como la economía, aunque yo no tengo una intersección directa en ese mundo. De lo que puedo hablar es de la enseñanza. Me gustaría que fuese apoyada de una manera más amplia, más intensa. Incluso que se educase a esos jóvenes que se niegan a ser educados. A pesar de su negativa.

P. ¿Qué imagen tiene usted de los políticos?

R. Los hay más simpáticos que otros. Pero no sé hasta qué punto la simpatía es una virtud política. La simpatía debería verse en las acciones de gobierno.

P. ¿Cree que son corruptos?

R. Cuando me preguntan eso, siempre recuerdo el caso del marqués de las Siete Iglesias, que fue ajusticiado por corrupto en el siglo XVII. La corrupción es una costumbre muy antigua en España.

P. Entonces, ¿es imposible acabar con ella?

R. Debe acabarse con ella porque es perjudicial. El problema es encontrar la fórmula. Todos prometen y luego no cumplen. Es un problema de disciplina, de atreverse a echar a un político que roba y de poner a otro que no roba. Mis ideas sobre estas cosas son muy elementales. Me falta el haber gobernado.