Joâo Moura marca la diferencia

Joâo Moura marca la diferencia. Es un gran caballero y mejor torero a caballo. Para, templa y manda. Sin aspavientos, sin carrerones, sin brindis. Con suavidad y precisión. Lentamente, pero en el tiempo justo. Es decir, brevemente. Un maestro que ha ganado solera con los años y mantiene la casta de su juventud. Su actuación en la Maestranza fue una lección magistral de temple a caballo. El público se le entregó sin condiciones. Mató mal y se tuvo que conformar con una triunfal vuelta al ruedo. El rejoneador portugués se mostraba satisfecho, pero enfadado, por no haber coronado con el rejón de muerte una actuación de gran figura del rejoneo actual.Mientras Moura torea, los demás se dedican a brindar. Hay quien, como Cartagena, se pasa toda la tarde brindando algo al primero que se encuentra. Gesticula, grita, se jalea a sí mismo...Mientras Moura encuentra pronto el terreno adecuado, hay quien, como Bedoya, corre por el albero. Sólo Mayoral se fijó en la maestría de Moura y, sobria y eficazmente, fue calando entre los aficionados.

A Cartagena le sobran brindis y espectacularidad. Como no tiene tiempo de estar en lo que tiene que estar, a punto estuvo de resultar atropellado contra las tablas. Gracias al quite del subalterno Francisco Céspedes, salió airoso del envite. Bedoya se mostró impreciso. Tanto él como Cartagena, mejoraron en su actuación a dúo. En el último, Moura y Mayoral, maestro y alumno, volvieron a dar muestras de su buen hacer.