Ayudar al ser humano

Cuando el ser humano empieza a comprender que está aquí para evolucionar, se da cuenta perfectamente de que todo lo que haga por otros le servirá para su propio crecimiento.Durante siglos se nos ha estado haciendo creer que con las limosnitas somos buenos ante Dios. Así, los ricos creen que pueden comprar el' cielo, pero sus limosnas no valen. No pueden quedar bien así ante los ojos de Dios, ya que no respetan, no aman al hermano; le explotan, le pisotean.La verdadera ayuda al prójimo es dando ejemplo con nuestro vivir, apartándonos de todo lo organizado, religiones, partidos políticos, etcétera, y no trayendo muchos hijos al mundo para que aumenten el número de parados o se mueran de hambre; no haciendo estudios de seminario de rabino, sacerdote, lama, ayatolá, etcétera; ni estudios esotéricos, psicoterapias, masajes, etcétera; no votando a nadie; y hacerse objetor a los ejércitos, etcétera. Todo esto no sirve de nada si no cambia la persona primero. No se necesita tanta preparación intelectual para ser personas, ya que la bondad, por ejemplo, no se estudia: se cultiva, se realiza con el cambio de la persona; sin este cambio no podemos ayudar a otros. Dicho cambio trae luz y se ven las cosas más claras, y eso es lo que necesita esta humanidad tan dañada por el egoísmo, que corroe la mente de los que dominan.

Por eso estamos aquí unos obreros de la Iglesia pobre dando esta verdadera ayuda a la humanidad; y decimos a los jóvenes: "No sigáis buscando más, la solución está en que tú quieras cambiar y apartarte de todo lo que está contaminando la mente humana; buscad la verdad dentro y ella os hará libres y comprenderéis la verdadera razón por la que estáis aquí: evolucionad".-