El gas, a medias
La conferencia alternativa a la del Consejo Mundial de la Energía, la que reúne también en Madrid a organizaciones ecologistas de todo el mundo y que celebró ayer su segunda jornada, ha tenido que reducir notablemente el número de participantes y funcionar a medio gas por falta de ayudas económicas de organismos e instituciones españolas.
El gas, pero ya en su sentido literal, fue ayer uno de los principales puntos de debate. Christopher Flavin, vicepresidente de Investigación del prestigioso Worldwatch Institute, propuso el gas natural como el escalón más viable y limpio para pasar del actual modelo energético, que considera completamente caduco e insostenible, a otro que gire en torno a las fuentes renovables, y especialmente a la energía solar y su conversión en hidrógeno.
Virginio Bettini, del grupo de los Verdes del Parlamento Europeo, explicó que la transición hacia las energías renovables puede encontrar en el gas natural un buen apoyo: "Su combustión produce un 50% menos de dióxido de carbono que el carbón y un 30% menos que el petróleo". Sin embargo, ciertos representantes del Tercer Mundo se mostraron poco conformes con la estrategia de Flavin por creer que sigue tomando la perspectiva del Norte, que casi nunca tiene en cuenta las peculiaridades del Sur.
La belga Annie Roncerel, de la Red Europa de Seguimiento del Cambio Climático, fue la voz autocrítica de las ONG, al decir que se había dejado escapar la oportunidad en la Cumbre de la Tierra para presionar más sobre los gobiernos. El sueco Reinhold Pape, atacó a España, Polonia y el Reino Unido por no haber firmado todavía el Protocolo Internacional sobre Lluvias Ácidas, que prevé la reducción de las emisiones de dióxido de azufre.
Los participantes calificaron a la nuclear como una energía nefasta ya caduca, en retroceso en la mayoría de los países, salvo excepciones como Japón y Francia, al tiempo que los países tercermundistas denunciaban los intentos de convertirles en cementerios radiactivos.
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