La otra selectividad
Los 50 colegios mayores de Madrid tienen lista de espera y una marcada ideología
Los estudiantes regresarán pronto a Madrid y ya superaron el momento de buscarse piso o residencia universitaria. Sólo los más afortunados han conseguido una plaza en uno de los 50 colegios mayores que hay en la ciudad. Cuestan entre 55.000 y 85.000 pesetas al mes, ofrecen una amplia gama de actividades culturales y deportivas y aceptan sólo alumnos con buen expediente académico. La mayoría de ellos -43- están adscritos a la Complutense. "El espíritu universitario está más en los colegios mayores que en las universidades masificadas", dice una residente de uno de estos centros.
Se les lava la ropa, se les preparan las comidas, se les ofrece una comunidad protegida. ¿Torres de marfil para crear una élite? "Los residentes del colegio mayor salen muy bien preparados para su carrera", afirma Inés Carrasco, jefa de estudios del Colegio Mayor Isabel de España. "En un año, las residentes de nuestro colegio han conocido a los filósofos más importantes de España, a los directores de cine más famosos y a los poetas más interesantes", subraya la jefa de estudios.El Colegio Mayor Isabel de España, femenino y aconfesional, presta mucha atención a las notas de sus residentes: la que suspende el curso pierde su plaza. Y plazas hay pocas -entre 20 y 40 cada año, frente a unas 400 solicitudes- Y las elegidas no solamente han de ser buenas estudiantes, sino destacar por su, comportamiento y sus iniciativas: han publicado cuentos, han hecho. periódicos en el instituto u organizado ciclos de cine.
El Isabel de España está patrocinado' por un grupo de profesores. Otros colegios dependen de congregaciones católicas, del Opus Dei, del Ejército, de las mismas universidades o de asociaciones privadas. Todos los colegios tienen convenios con la Universidad. Se distinguen tanto por sus actividades culturales, según la ideología que está detrás, como por sus residentes.
"Los hay pijos, religiosos o progres. Pero normalmente haces la solicitud en muchos, porque es difícil encontrar una plaza", dice Antonio, estudiante de Ciencias Políticas y colegial del Chaminade, un centro masculino. Antonio excluyó desde el principio los colegios del Opus: "No son colegios, sino cárceles. Sólo intentan captar agente para ello?.
Amigos del Opus Dei
Todo lo contrario afirma Pere, un catalán estudiante de ingeniería que vive en el Moncloa, un colegio mayor masculino financiado por el Opus. "El ambiente es muy abierto", dice. "Somos todos amigos". No pertenece al Opus, pero le gustan sus ideas. Hay misa todos los días y las mujeres no pueden entrar en la zona de las habitaciones. La decoración es exquisita y sobre la chimenea hay una foto del Papa. Los chicos duermen en habitaciones triples, una cosa que a Pere le gusta. "Así te relacionas más y no nos sentimos controlados", explica.
El director del centro, Juan Antonio Galán, miembro del Opus Dei y presidente de la Asamblea de Colegios Mayores de Madrid, tampoco habla de control, sino de "atención personalizada como en una casa de familia". "No hay que ser católico para entrar", señala. "Incluso me interesan más esos casos, porque puedo serles más útil y convencerles mediante el buen ejemplo de caridad y cordialidad". En el Moncloa, más importante que las notas es el hecho de que el residente "encaje humanamente". De forma similar funciona el Juan Roncalli, dependiente de una congregación católica, que quiere crear "una élite intelectual".
Casi todos los colegios reservan una serie de plazas para becarios. Los apoyan las universidades o la asociación que está detrás del colegio. La Complutense dispone de 28 millones de pesetas anuales. El centro más grande de Madrid, el San Juan Evangelista, de una caja de ahorros, beca al 40% de sus 405 residentes. La proporción suele ser menor en el resto.
Muchos de los colegios madrileños se fundaron en los años cuarenta inspirados en los principios del Movimiento y de la Iglesia católica. Sin embargo, muchos también se destacaron después por su espíritu crítico. Hoy, las cosas parecen ser diferentes. Hasta el director del Moncloa ha notado que "los chicos de ahora son más de derechas; más tranquilos que antes".
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