El Plan Hidrológico costará tres billones y penalizará el despilfarro de agua

El anteproyecto de ley del Plan Hidrológico Nacional, que permitirá definir y racionalizar las necesidades de agua del país para los próximos 20 años y tendrá un coste de tres billones de pesetas, será estudiado en las próximas semanas por el Gobierno, según declaró ayer el secretario de Estado de Medio Ambiente, Vicente Albero. Se destinarán otros 1,5 billones a la depuración de aguas, aunque estos recursos correrán a cargo de los ayuntamientos y confederaciones hidrográficas.

El plan regula las funciones de policía fluvial -que serán desempeñadas previsiblemente por las confederaciones y la Guardia Civil de Protección de la Naturaleza- para combatir los delitos ecológicos relacionados con el agua. Albero anunció que el plan castigará económicamente a las instituciones, empresas o ciudadanos que despilfarren este recurso.El secretario de Estado manifestó que las compañías hidroeléctricas deberán abonar un canon por la utilización del agua, aunque desechó que esto provoque un considerable aumento en la tarifa que pagan los usuarios. Albero anunció que el plan entrará en las Cortes en marzo del próximo año.

Según manifestó, el plan pretende, además de "garantizar el suministro, mejorar la calidad y distribución". "De los tres elementos que constituyen la política ambiental: la atmósfera, el suelo y el agua, este último es el recurso más escaso y crítico que tenernos", añadió el secretario de Estado.

El plan concreta las infraestructuras necesarias, los grandes flujos de agua entre zonas con abundancia y aquellas que no disponen de agua suficiente, e incluye las reservas mínimas de cada cuenca para el uso previsto.

Confederaciones

El responsable de Medio Ambiente se refirió a la transformación de las confederaciones hidrográficas en "organismos más operativos para actuar con mayor eficacia, con instrumentos económicos y financieros, que serán clave, ya que se ponen en marcha no para financiar el plan, sino como elemento educativo y disuasorio del despilfarro".Albero advirtió que el plan pretende "desincentivar el despilfarro y primar el ahorro, de forma que quien consuma menos y devuelva el agua depurada a los cauces tenga ventaja, y el que la malgaste tenga una penalización". Como ejemplo, Albero citó un ejemplo en el sector de la agricultura: el riego nocturno. "No vamos a obligar a nadie a que riegue por la noche, pero sí se establecerá una prima para el que riegue a esas horas".

El presupuesto del plan es de tres billones de pesetas a desembolsar en un plazo de 20 años, que se subdivide en dos periodos de 10 años. Además de estos tres billones, se invertirán 1,5 billones más para mejorar la calidad del agua, aunque "esta cantidad no tiene reflejo presupuestario, porque se distribuye entre 8.000 municipios y las confederaciones", según Albero, quien considera que "lo ideal es distribuir la mayor parte del gasto en los primeros años".

"La gran reserva de agua en España está en la cordillera cantábrica y los Pirineos, que suministran el 70% del agua, y mediante la interconexión entre cuencas -sobre todo la del Ebro y el Duero- se trasvasará el agua a las zonas con problemas", dijo el secretario de Estado.