Basilio Fernández, fallecido en 1987, obtiene el Premio Nacional de Poesía

"Aunque conviví con mi tío desde niño, yo no empecé a conocer su obra hasta que falleció, en 1987. Así era de reservado", afirmó ayer Emiliano Fernández Prado, de 35 años, sobrino y antólogo de Basilio Fernández, tendero y ahogado, galardonado ayer póstumamente con el Prendo Nacional de Poesía. Una recopilación de los poemas de Basilio Fernández se publicó en 1991 en Gijón por iniciativa del sobrino.

Emiliano Fernández, profesor de Lengua y Literatura Española en el Instituto de Ballillerato El Coto, de Gijón, diputado regional socialista y ex director regional de Cultura del Principado de Asturias, ha sido quien, tras un pormenorizado trabajo de recuperación y de clasificación, dio a la luz en 1991 una antología de la obra inédita de su tío, editada por una pequeña y cuidadosa editorial asturiana, Llibros del Pexe, en un volumen que recupera 120 poemas de un autor hasta entonces desconocido."Mi tío nunca hizo esfuerzos por publicar. Se limitaba a enviar sus poemas a Gerardo Diego, del que había sido discípulo en el Instituto Jovellanos, de Gijón, así como a su compañero de bachiller Luis Álvarez Piñer, premiado hace dos años también con el Premio Nacional de Poesía".

Basilio Fernández, nacido en Valverdín (León), en 1909, y fallecido en 1987 en Gijón (Asturias), la ciudad en la que transcurrió su vida desde niño, era "una persona reservada, un acusado sentido de la elegancia en su concepción de la vida, afán de rigor y de perfección y una gran riqueza cultural. Ideológicamente cabe encuadrarlo en lo que en la España de entonces representó Revista de Occidente".

Soltero, Basilio Fernández convivió siempre con su hermano y su cuñada, los padres de quien ahora ha, recuperado su obra y su figura para la historia de la literatura española. Un hallazgo impensado incluso por su familia que, aunque conocedora de sus aficiones y desvelos literarios, y de sus relaciones literarias con Gerardo Diego, Luis Álvarez Piñer, Gonzalo Torrente Ballester -de quien fue compañero en la Facultad de Derecho de Oviedo- o con el poeta italiano Basil Bunting, nunca llegaron a sospechar la calidad y la riqueza de su legado poético. "Aunque mantenía relaciones esporádicas con algunos autores, vivió siempre al margen del mundo literario y siempre negó su condición de escritor, pese a que, de sus notas y apuntes, se deduce que tenía un alto sentido de su obra recuerda ahora su sobrino.