Borís Yeltsin tendrá la última palabra sobre el botón nuclear

El tema militar, el más importante de la cumbre si exceptuamos la formación misma de la CEI, aclaró algunas cosas, pero dejó incógnitas serias. Para tranquilidad de Occidente, la declaración de Almá Atá estipula que, con el fin de contribuir a Ia estabilidad y seguridad estratégica internacional, se conservará un mando unificado de las fuerzas militar-estratégicas y un control único sobre las armas nucleares". El botón atómico, al final lo pulsará el presidente Yeltsin.Luego, el acuerdo específico sobre el armamento nuclear, firmado por las cuatro repúblicas que tienen armas estratégicas-Bielorrusia, Kazajstán, Rusia y Ucrania- confirma que son partidarias de la no proliferación y de la liquidación de todos los arsenales, que no serán los primeros en utilizarlas y que elaborarán una política común en este ámbito. Las armas atómicas, que forman parte de las fuerzas estratégicas, "garantizan la seguridad colectiva" de los miembros de la CEI, y mientras no sean totalmente destruidas en Bielorrusia y Ucrania, será el presidente ruso quien tendrá la última decisión sobre su utilización después de consultar con los otros firmantes de este acuerdo. También se prevé trasladar las armas nucleares desde Bielorrusia, Kazajstán v Ucrania a territorio de Rusia, pero sólo con el fin de destruirlas. Sin embargo, eso no quiere decir que vaya a hacerse así, ni tampoco significa que Rusia vaya a ser la única república con armas atómicas.

Queda también el problema del Ejército. Kravchuk y Mutalibov se han declarado ya comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas en sus respectivas repúblicas. El resto de los Estados de la CEI aún no se ha pronunciado de manera definitiva. Y para ello, "hasta que se resuelva el problema de reformar las Fuerzas Armadas", encarga el mando de éstas al mariscal Yevgueni Sháposhnikov, que es el ministro de Defensa soviético.