La Eurocámara quiere que le hagan caso en Maastricht

El pleno del Parlamento Europeo (PE) aprobó ayer en Estrasburgo una resolución por 138 votos a favor y 14 en contra en la que amenaza con rechazar los tratados de unión política y monetaria si los Doce no acuerdan mejoras sustanciales a los proyectos actuales en la cumbre de Maastricht. En- caso de llevarse a cabo, la votación contraria se produciría "quizá en febrero, después de un estudio detallado de los textos" manifestó Enrique Barón, presidente de, la Eurocámara. En su opinión, "una solución satisfactoria sobre la cohesión es una de las condiciones".La resolución señala que el compromiso al que han llegado por el momento los Doce "no se ajusta a una estructura federal, y da una respuesta totalmente inadecuada a los problemas de una arquitectura unitaria y coherente de la unión política, económica y monetaria". Tampoco, a juicio de la Eurocárnara, el reforzamiento de la legitimidad democrática de la CE queda garantizada con los procedimientos previstos de codecisión legislativa y de dictámen conforme con que contará el PE. Las críticas se extienden al sistema de decisiones del Consejo de Ministros de la Comunidad, al papel político de la Comisión Europea y al escaso desarrollo de la dimensión social y la protección del medio ambiente.

El Parlamento advierte además qué "se opondrá por los medios legales a su alcance a toda disminución de sus poderes actuales en favor de otro organismo". El recelo en este caso se dirige al acuerdo alcanzado por los ministros de Exteriores de la CE, a propuesta de Francia, de crear un congreso o una conferencia mixta, integrada por eurodiputados y parlamentarios nacionales, a la que se sometería a consulta los temas relacionados con la futura política exterior y de seguridad europea. La Eurocámara ve en ese organismo un veto a poder controlar en el futuro una acción común, concebida inicialmente como competencia intergubernamental.

El dictamen del Parlamento Europeo carece de valor vinculante, pero no de peso político, e influirá en el proceso de ratificación por parte de los Parlamentos nacionales. Las cámaras belga e italiana ya han anticipado que se atendrán a su opinión. La resolución, según representantes de los grupos políticos, es "un arma de presión a los jefes de Estado y de Gobierno".