"La verdad es que he vivido bastante y he vivido bien"
Montand, hijo de un albañil italiano, y Signoret, judía polaca, encarnaron la exitosa integración de dos inmigrantes en una Francia republicana abierta a los cuatro vientos. Un modelo amenazado hoy por aquellos que, como el ex presidente Valéry Giscard d'Estaing, pretenden establecer el derecho de sangre como único modo de acceder a la nacionalidad francesa. Según los criterios de Giscard, Montand y Signoret no hubieran sido nunca franceses.
Y, sin embargo, los corresponsales norteamericanos que respondían ayer en el Père Lachaise a las preguntas de una colega francesa contestaban por sistema: "Para el público norteamericano, Montand era la imagen perfecta del french lover, el amante francés". Montand, del que Marilyn Monroe se enamoró perdidamente, era el canalla elegante, el pícaro con clase que los anglosajones identifican con el seductor francés.
Una frase de Montand resume su vida. La pronunció en la noche del viernes, cuando los bomberos le llevaban desde el bosquecillo donde había estado rodando al hospital de Senlis. "Si algo me ocurre, no digan nada a mi hijo. La verdad es que he vivido bastante y he vivido bien".
Valentin, el único hijo del actor y cantante, aún no conoce la noticia. En la noche del martes al miércoles, el pequeño, de tres años y medio de edad, dormía junto a una canguro en la villa que Montand y Signoret habían comprado en Autheuil en 1955. En los días posteriores, cientos de personas habían depositado flores en las rejas de entrada de esa villa, llamada en el pueblo el castillo blanco.
Pues bien, en la noche del martes al miércoles, uno o varios desconocidos desvalijaron esa villa. La profanación, de la que la gendarmería no quería ayer dar detalles, pone otro cruel y realista epitafio a la vida del hijo de inmigrante antifascista que triunfó en Francia y desde Francia en el mundo entero.
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