Divergencias en la CE sobre la unión europea y la armonización del IVA

Dresde y Luxemburgo fueron ayer escenarios en los que se puso de manifiesto la dificultad para que los 12 socios de la Comunidad Europea hablen con una sola voz. En la cita de los ministros de Exteriores en territorio de la antigua RDA, al otro lado del que fue telón de acero, el borrador de nuevo tratado de unión europea fue "martirizado", como dijo muy gráficamente Francisco Fernández Ordóñez. En Luxemburgo, país que actualmente preside la CE, se produjo una nueva situación de 11 contra uno al oponerse el Reino Unido al acuerdo sobre armonización de tipos del IVA a partir del 1 de enero de 1993.

El martirio al que fue sometido en Dresde el proyecto de unión política y económica redactado por Luxemburgo obligará a preparar un nuevo documento de trabajo. Pese a ello, los 12 ministros presentes se negaron a calificar de fracaso una reunión que significaba elevar a las instancias políticas lo que hasta entonces quedaba limitado al nivel de expertos.Hubo algunas muestras de flexibilidad, como la de los llamados federalistas (con Francia a la cabeza), que se mostraron dispuestos a dejar fuera del futuro tratado temas polémicos como la política exterior y la creación de una policía federal. El ministro luxemburgués de Exteriores efectuó una declaración de la que parece desprenderse que los antifederalistas, con el Reino Unido al frente, aceptarían un tratado único si estos dos temas quedasen excluidos del paquete.

También en Luxemburgo se dejó notar la anomalía británica, como en los tiempos de la dama de hierro, Margaret Thatcher. Londres, en la ya clásica situación de uno contra todos, se opuso a la aproximación de tipos del IVA a partir del 1 de enero de 1993, que marcará el punto de partida del mercado único. El acuerdo parecía al alcance de la mano, pero el Gobierno de John Major dijo no por ahora.

En la misma reunión, España pidió, sin éxito, autorización para escalonar la subida del tipo normal desde el 12% actual hasta el 15%, aunque sí tendrá compensaciones -una vez se llegue al consenso-, como la aplicación de un tipo superreducido para 20 productos básicos, con lo que podría limitarse el efecto negativo del aumento del IVA sobre la inflación.

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