Batiburrillo de películas en la primera jornada del festival

La primera jornada de la 35ª Semana Internacional de Cine de Valladolid fue un perfecto y resumido muestrario de lo que hoy día da de sí el llamado séptimo arte: desde la desgarrada, áspera e interesante Un mundo sin piedad, ópera prima del francés Erich Rochand, al taquillero producto, made in USA, Ghost, pasando por un anodino y aburrido filme del alemán Jan Schütte titulado Los viajes de Winchelmann, que era una invitación a viajar pero hacia el bostezo y el sueño.El mejor sabor de boca lo dejó la película francesa, un drama en clave de comedia que augura un excelente futuro para su joven realizador. Erich Rochand camina sin grandes pretensiones filosóficas por el mundo marginal de París a través de los avatares de un clochard pasivo. El director se desenvuelve con soltura y da a su obra una vitalidad y un desgarro quizá propios de un debutante pero no muy frecuentes en el último cine francés.

Si el filme galo constituyó una agradable sorpresa por su fuerza y frescura, no cabe decir lo mismo de Los viajes de Winchelmann, una obra que acaba siendo tan aburrida como el insípido discurrir cotidiano de sus dos protagonistas. Sabemos de las vicisitudes de un viajante que acumula fracaso tras fracaso, pero cuando finalizan sus casi 90 minutos de duración desconocemos qué se ha querido contar. Y eso, los que aguantaron hasta el final.

Se esperaba con interés la proyección de Ghost, el nuevo bombazo norteamericano que está batiendo récords de audiencia en Estados Unidos y en Canadá.

También tendrá recaudaciones multimillonarias en España porque contiene todos los ingredientes taquilleros, incluidos los lacrimógenos. Jerry Zucker, su director, ha dado con las claves para asegurarse el éxito, o tal vez partió ya de ellas: fantasía, amores más allá de la muerte, excelente narración y grandes intérpretes. No aporta nada nuevo, todo es sabido, pero llegará con facilidad al gran público.