El vicio del lobo

"¡Qué gente tan rápida!", exclamó el comunista Glorgio Napolitano cuando supo que Craxi, de repente, había cambiado el nombre al PSI. Gente rápida; es más, superveloz. El Speedy González del Clavel ha hecho todo en cinco segundos: abajo, el sustantivo "partido", y arriba, la nueva marca de la compañía, Unión Socialista. No como ese grupo de tortugas eternamente dudosas sobre qué adjetivo usar para la Cosa.Craxi quiere ganar tiempo con el cambio del nombre y con las promesas confusas de un neosocialismo federal. Pero en su nuevo ataque al PCI hay un defecto, o un gusano, como en ciertas manzanas. ( ... ) Es precisamente esta rapidez dictada por el miedo la que revela la debilidad del ataque de Craxi. Es como el lobo que pierde el pelo, pero no el vicio. El pelo que se cae es la etiqueta del partido. Permanece, sin embargo, el vicio. Que es además una montaña de vicios. ( ... )

Basta hojear Avanti, órgano del PSI, y leer su interminable "bla, bla" sobre la exigencia de mayor rigor moral en el partido, sobre las purgas indispensables en la cúpula socialista, etcétera. ( ... ) Todas, falsas promesas. El PSI se hunde en el barro que él mismo ha contribuido a crear: la ineficacia administrativa, el cinismo político, la corrupción. Los italianos descubrirán ellos solos que el cambio es sólo humo, y dirán a los socialistas: habéis cambiado de nombre, pero las huellas digitales os traicionarán siempre.

20 de octubre