Irak amenaza con desencadenar "un diluvio"

Sadam Husein amenazó ayer, en su declaración más dura desde principios de agosto, con desencadenar "un diluvio sobre el petróleo, la región e Israel" si Irak sufre un ataque. El líder iraquí sigue agarrándose a un argumento que sabe querido de todos los árabes: la retirada de las tropas extranjeras del Golfo. En el nuevo comunicado, Sadam insistió en esa condición como requisito para desbloquear la actual crisis. Bagdad considera la anexión de Kuwait "eterna e irreversible". El mismo asunto, el de la presencia militar occidental en la región, constituye el punto más delicado de la visita a Irán del presidente sirio, Hafez el Asad.
Según Radio Teherán, la República Islámica iraní "exige la retirada de Irak de Kuwait, así como la salida inmediata de las fuerzas extranjeras de la zona, para permitir un arreglo de la crisis por los propios países implicados". Este interés de las autoridades iraníes en dejar muy clara su postura contra los dos tipos de "invasión" responde a la necesidad de reafirmar su antinorteamericanismo frente a los sectores más radicales dentro del país.Los iraníes saben que Siria, el único país árabe que les respaldó de forma abierta durante su guerra con Irak, mantiene algunas diferencias de matiz. En Damasco, donde la llegada de soldados extranjeros se ve como un mal menor, se considera que ello no tiene que conducir necesariamente a una "expansión de la influencia militar norteamericana" y que la prioridad es la retirada iraquí de Kuwait.
Asad, que llegó el pasado sábado a Teherán, visitó ayer la ciudad santa de Mashad y se entrevistó por la tarde con el guía de la República Islámica, ayatolá Alí Jamenei. Hoy tiene previsto mantener una segunda ronda de conversaciones con su homólogo iraní, Alí Akbar Hachemi Rafsanyani. El presidente sirio, que intenta obtener garantías de que Irán respetará de forma estricta el embargo de la ONU contra Irak, mantuvo una primera reunión con Rafsanyani a su llegada a la capital iraní.
En Bagdad, Sadam Husein advirtió ayer a EE UU contra la eventualidad de una "guerra relámpago" que, según él, provocaría un diluvio que alcanzaría a todo Oriente Próximo, "incluidos Arabia Saudí e Israel". El Gobierno israelí manifestó ayer que se toma "muy en serio" esta advertencia. La referencia a estos dos países constituye así una amenaza poco velada contra los dos principales aliados de Washington en la zona. Para el presidente iraquí, sólo la retirada de las tropas extranjeras y la solución del problema palestino permitirían abordar la actual crisis.
"El golpe dado a los antiguos dirigentes de Kuwait fue preventivo, ya que éstos transformaron su país en una base de ataque contra Irak para debilitarle militarmente. Además había que proteger las posibilidades de Irak con una medida defensiva", justificaba el comunicado difundido por la agencia oficial de noticias iraquí, INA. Ese texto fue elaborado en una reunión conjunta del Consejo de Mando de la Revolución y de la dirección del Partido Baaz, las dos más altas instancias políticas iraquíes, ambas dirigidas por Sadam.
Bagdad acusa a EE UU de llevar a cabo una política de escalada que puede acabar en enfrentamiento militar. Entre los elementos de la escalada, Sadam incluye de forma implícita el bloqueo económico impuesto por el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que los analistas consideran un síntoma de que éste empieza a hacer efecto en el país.
El comunicado mantiene el tono de intransigencia habitual desde el comienzo de la crisis, hace siete semanas. Da por adquiridos los derechos de Irak sobre Kuwait y desvía el centro de cualquier posible negociación a las consecuencias de la invasión.
[El jefe de la diplomacia de Irak, Tarek Aziz, acusó ayer a EE UU de negar la autorización para aterrizar en Nueva York al avión de la delegación iraquí a la Asamblea General de la ONU, informa France Press].
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