Kohl se marca un farol

El pasado domingo, el canciller Helmut Kohl volvió de Moscú con las manos vacías. En el Kremlin no le dijeron ni más ni menos que lo que ya habían dicho a Hans Modrow. La unificación alemana es un problema de los alemanes, pero la construcción de la Europa del futuro es algo más complicado que debe decidirse más adelante. "Únanse", les vino a decir Mijail Gorbachov, "pero las tropas soviéticas, de momento, seguirán donde están".Sucede que en la cancillería, en Bonn, se habían lanzado las campanas al vuelo antes de tiempo. El viernes, en una reunión de las que en términos periodísticos se conoce como deep background -lo que significa que no se pueden citar las fuentes- el asesor de asuntos internacionales del canciller, y uno de los hombres que redactaron el famoso plan de diez puntos para la reunifcación, Horst Telschik, explicó a un puñado de periodistas que la RDA se hallaba a un paso de la bancarrota y que hacían falta inmediatamente 13.000 millones de marcos para hacer frente a los pagos.

Con esta filtración Kohl y su ministro de Exteriores partieron hacia Moscú. Se trataba de llegar al Kremlin entonando una letanía fúnebre sobre el estado de la RDA y, por otro lado, ayudar a que este estado se creara. No se sabía entonces que Teltschik era el causante del alboroto. Pero Moscú, que conoce mejor que Bonn el estado de la economía de la RDA, no tragó.

Kohl, a su vuelta a la capital federal, se mostró eufórico y aseguró que la URS S "había dado luz verde a la unificación alemana". "Este es un día histórico", añadió.

La lectura que Bonn hizo de las conversaciones entre Kohl y Gorbachov, cogió por sorpresa a Moscú. Al día siguiente, el portavoz de Exteriores de la URSS, Guenadi Guerasimov, indicaba que "tanto la Prensa de la RFA, como los políticos, están haciendo una lectura sobre el tema que, por lo menos, se puede calificar de exagerada". Teltschik sigue en su puesto y nadie le ha pedido explicaciones.