Dudas sobre el alcance de la crisis albanesa

La Prensa yugoslava, que frecuentemente cita fuentes griegas, sigue especulando acerca de un eventual estado de sitio en la vecina Albania, pero sin aportar pruebas suficientes sobre la supuesta represión sangrienta de manifestaciones. Las fuentes albanesas, oficiales y semioficiales, niegan la veracidad de estas noticias. Atrincherados en la frontera entre Yugoslavia y Albania, generalmente poco transitada, los periodistas esperan a los escasísimos viajeros, quienes, cuando aparecen, suelen decir que no han observado nada extraño en el comportamiento de los soldados albaneses.

Se cree que estos días, posiblemente hoy, se celebre el pleno del Comité Central del Partido Obrero Albanés, donde se debería discutir la situación política en el país, pues se supone que existen algunas divergencias políticas dentro de la cúpula del partido. Las decenas de periodistas, yugoslavos y extranjeros, que esperan conseguir el visado que les permita entrar en Albania para comprobar in situ la situación política esperan que hoy se decida si la Prensa extranjera será admitida en el país balcánico. En Albania no hay periodistas extranjeros ni los albaneses tienen informadores fuera del país, a pesar de poseer una de las emisoras más potentes de Europa, que emite sus programas en una decena de idiomas.

Grecia y Yugoslavia, los únicos vecinos de Albania, tienen intereses distintos. Según parece, Grecia pretende jugar el papel que tuvo Hungría en el caso de Rumanía, cuando defendía a su numerosa minoría étnica, mientras que el interés yugoslavo es más confuso: 1,8 millones de albaneses viven en Kosovo y Belgrado espera que los posibles cambios en Albania mejoren la tensísima situación étnica en la provincia yugoslava.