Quiero la Luna

Por el inmenso pez azul profundo de la noche, entre destellantes estrellas, tu ojo redondo pasea formidable como una bandera de paz inusitada.Esta visión sólo en el campo es posible. En la ciudad la iluminación, aunque sea pobrísima como en Ávila, impide que la luz de la Luna devuelva el misterio a las calles, el ensueño a los viejos edificios, la perspectiva mágica a los tejados... Los ciudadanos sólo conocemos la Luna embotellada de los relojes. Y una Luna tan casera no es Luna.

¿Qué tal si se apagaran las luces de las ciudades una vez al mes, una o dos horas, en las noches de plenilunio?

Yo pido a los diputados que salgan elegidos el día 29 de octubre que traten de devolvernos la Luna que nos ha sido arrebatada. La necesitamos más que nunca. Hace unos años los español¡tos parecía que estábamos a punto de cogerla. Pero se ha ido alejando y hoy tenemos la sensación de que es imposible alcanzarla. -