Amilibia replica
La noticia que sobre la petición fiscal de la causa que se sigue contra mi persona publicó el día 6 EL PAÍS, en la página 35, está contada o redactada de una forma tan errónea y tergiversada que alcanza la categoría de infamia. Desde que estoy en la cárcel y, para mi desgracia, me he convertido en protagonista de noticias, he aprendido algo muy importante para un periodista: que a veces resumir es un crimen.La noticia dice: "El incidente se produjo cuando Ketty Kaufmann, esposa del periodista, conducía un automóvil que estuvo a punto de chocar contra el del fallecido. Éste pidió explicaciones airadamente, por lo que Amilibia le disparó".
La narración de los hechos omite (me imagino que involuntariamente) que disparé... contra el suelo. Luego no le disparé. Disparé contra el suelo para intimidar al hombre que me agredía. Luego -como consta en la petición fiscal- di por terminado el incidente, regresé al coche, tomé asiento junto a la conductora y esperé que ésta arrancara. Pero no pudo arrancar porque el hombre que luego resultaría herido (falleció en un hospital un mes más tarde) se abalanzó sobre mi mujer, golpeándola y agarrándola del cuello, momento en el que yo efectué un segundo disparo.
No es lo mismo, señor director, disparar contra un hombre porque pide explicaciones airadamente (así lo contaba su periódico, no los demás, como comprobará si tiene un minuto para cotejar las noticias) que disparar contra un hombre que está agrediendo a la mujer de uno. A nada que se fije un poco verá que es completamente distinto.
No toleraré noticias que por mal redactadas, por resumidas o por simple mala fe, me presenten ante la opinión pública como un hombre capaz de disparar contra otro hombre porque éste pida explicaciones airadamente.
Primero disparé contra el suelo; luego, contra el hombre que agredía a mi mujer. Así consta en el sumario del caso, en las manifestaciones de los testigos (incluso lo declaró públicamente la viuda del señor Fernández) y en la petición fiscal a la que la noticia hacía referencia.
Cuando vivo los momentos más amargos de mi existencia, ¿quién está empeñado en destrozarme aún más?-
Centro Penitenciario Madrid-2.
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