Regador regado

El cardenal Suquía nos promete el milagro de que unas subvenciones que la Iglesia "necesita absolutamente" no le harán "en absoluto dependiente del Estado". Más aún, asegura muy serio que ese privilegio es una obligación nuestra, basándose nada menos que en la desamortización de Mendizábal.Aparte de todo lo que el clero ha conseguido ya con ese motivo en muy distintas épocas, si no hay prescripción tras siglo y medio, podrían peligrar también muchos bienes que hoy posee la Iglesia y que fueron adquiridos con títulos de tan dudosa legitimidad como donaciones de dictadores, herencias obtenidas de agonizantes aterrorizados, confiscaciones de la Inquisición a sospechosos de herejía, y hasta violento saqueo a grupos protestantes, judíos, musulmanes, masones, rojos, etcétera.

Recurriendo a deudas antediluvianas, la jerarquía católica exige ahora injustamente de todos lo que podría conseguir fácilmente por sus propios medios, si empleara para sacar utilidad a sus enormes e improductivas riquezas una parte sólo del interés que pone en sablearnos a todos por real decreto.-