Rod Hackney

Rod Hackney, presidente de los arquitectos británicos, es el mentor intelectual del príncipe Carlos cuando el futuro rey de Inglaterra aboga por la arquitectura de rostro humano. Carlos se ha llevado buenas andanadas de los llamados modernistas, pero menos duras que las recibidas por Hackney. "Somos unos cruzados contra la incomodidad, el mal diseño, la construcción deficiente y los materiales inadecuados", señala el arquitecto, que dice contar con el apoyo de la mayoría de la profesión y del ciudadano de a pie.

Hackiley, que ayer cumplió 47 años, va a estar hoy muy cortas horas en España con motivo de la reunión del Consejo Europeo de Arquitectos preparatoria del plenario que la nueva organización va a celebrar el próximo mes en Madrid. Es un hombre polémico, creedor a pie juntillas del evangelio que predica y que parece crecerse con el castigo. Las mordacidades de que ha sido objeto por quienes atacan la que consideran su visión anticuada y populista de la arquitectura no le han hecho amilanarse porque cree que todo el mundo tiene derecho a expresar sus puntos de vista y a ser oído."Los arquitectos modernistas creen que son atacados, y con razón", señala cuando se le pregunta sobre las réplicas recibidas por el príncipe Carlos, a quien conoció en 1984 y con el que mantiene muy estrechas relaciones. "Los que protestan son una minoría, aunque entre ellos hay grandes nombres". A la hora de construir, los arquitectos piensan demasiado "en qué van a decir los otros arquitectos y en cómo van a quedar las fotos de sus edificios en las revistas", según Hackney, quien cree que sus colegas debieran tener "más en cuenta a quienes van a vivir y a quienes van a ver esos inmuebles".

La irrupción del príncipe Carlos en el debate arquitectónico es positiva y ha sido bien recibida por el hombre de la calle, "que quiere tener quien le defienda, y Carlos lo hace". El interés despertado en el público ha servido para hacer "a los arquitectos más responsables, frenar en, seco a los constructores cow-boys y democratizar el proceso constructivo". La arquitectura ha de elevar el espíritu y mejorar la calidad de vida, y "todo arquitecto debe ser un socialista, no en sentido político, sino sociológico, porque para entender las preocupaciones sociales hay que ser socialista". Hackney habla sin que la duda le asalte y aprovecha cualquier resquicio para transmitir su mensaje. Esta conversación duró poco más que una carrera de taxi desde el Royal Institute of British Architects (RIBA, equivalente a nuestro Colegio de Arquitectos) hasta la inmediata estación de ferrocarril.

El presidente del RIBA es un abanderado de la Community Architecture, que define como el proceso de dar voz en la construcción a quienes luego han de ocupar los edificios. "Se trata de sacar provecho de sus conocimientos y hacer que se sumen a los del arquitecto. -Ellos conocen los problemas. Ellos son los verdaderos expertos". Al príncipe Carlos le entusiasmó la teoría, y el próximo mes de junio, al filo de la despedida de Hackney del RIBA -donde será sucedido por uno de sus más acerbos críticos, Maxwell Hutchinson-, el futuro Carlos III de Inglaterra estará al lado del arquitecto.