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Tribuna
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Moscardón

Manuel Vicent

Una paloma torcaz zurea en el tejado, cantan varios gallos de la vecindad, en la mosquitera de la habitación está vibrando una luz malva. Amanece. Al otro lado de la barda suenan las tijeras de un belga jubilado que trasquila un enebro, y éste, al sangrar, perfuma el aire donde vuelan pájaros encendidos por su costado de Oriente. Mientras desayuno té con mermelada, las palmeras sin prisa permanecen extasiadas, y de la mar blanca, bajo un cielo también de harina, el primer sol extrae vetas de púrpura. Todo se halla preparado para otro día tórrido en que el calor despiadado podría servir de eximente si uno matara a alguien. No obstante, hoy me he propuesto ser feliz. En este momento la perra persigue por el jardín a una mariposa que se ha parado en lo alto de la yuca y yo me rasco la espalda por dentro del pijama. ¿Qué podría hacer hoy para redimirme? Me pongo a bostezar.Iré a comprar tomates al mercado, y allí, durante una hora, me detendré a analizar los matices de cada fruta reflejados en la carne lozana de las verduleras, y acogido por el perfume de los salazones a la sombra de los toldos que ciernen una luz de azafrán envolveré el pan con el periódico del día y luego navegaré hasta alta mar para bañarme en las aguas azules, y cuando me encuentre flotando sobre los destellos de diamante pensaré un instante en la belleza inmoral. De regreso, sin duda, en casa me esperará una ensalada de pimiento y berenjena con albahaca, un arroz con sabor a pescado y el fogonazo de una sandía contra la pared de cal. A la hora de la siesta, una brisa de yodo hinchará las cortinas de las estancias en penumbra y sobre el aparador estará el botijo de agua fresca, y un moscardón de oro zumbará fuera cabeceando a veces en el cristal. Al atardecer leeré algunas páginas paganas sentado en un blanco sillón de mimbre con un granizado de café en la mesa de mármol, y de esta forma esperaré a que. lleguen las tinieblas del Mediterráneo, y entonces me pondré a contar en el interior de mi propia alma estrellas errantes sin esperar nada más.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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