"Tal vez monte un Valle-Inclán"

, En 25 años de dirección teatral, Ronconi, el prolífico Ronconi, no ha montado rú un solo autor español. "Estuve a punto", dice, "de montar La vida es sueño en el Fabbricone de Prato, el laboratorio teatral que creé en aquella ciudad, y montarla junto a un texto de Pier Paolo Pasolini titulado precisamente Calderón, pero al final fue éste el único que puse en pie. Hace algún tiempo que Nuria Espert me propuso dirigir una adaptación de La lozana andaluza, pero todo quedó en una pura conversación. Tal vez un buen día me decida y monte un Valle-Inclán".

Ronconi es un director que despierta grandes polémicas, y no sólo por la osadía de algunos de sus trabajos - Ignorabimus, uno de sus últimos montajes, era una saga familiar de 11 horas de duración interpretada exclusivamente por mujeres, en una escenografía de cemento armado -, sino por su manera de trabajar, que no encaja con la rutina del teatro italiano.

El director no suele aceptar ningún trabajo que no pueda ensayar como mínimo durante un par de meses. Y La serva amorosa no es ninguna excepción; un espectáculo que se ha ido perfilando a lo largo de cerca de tres meses con la "escenografía" -todo un tenderete del Rastro madrileño -

presente en el escenario desde el primer día de ensayo. Ello, sumado a la calidad de los intérpretes -donde destaca la actriz Annamaria Guarnieri en el personaje de Coralfna, La seria amorosa -, repercute indudablemente en la excelencia del producto. Un espectáculo de tres horas de duración que llega a España aupado por el renombre de su director -el mítico Ronconi de aquel Orlando furioso que hace años pudo verse en el Palacio de Deportes madrileño - y que, sorprendentemente, ha suscitado en Italia una mayor unanimidad, fervorosa unanimidad, que la, al parecer, inevitable polémica que suele rodear a Luca Ronconi.