Más Antonioni

Teníamos la semana pasada, en este ciclo de los lunes sobre cine italiano, la ópera prima de Michelangelo Antonioni, Crónica de un amor, una película de 1950 que aquí defendíamos encarecidamente, subrayando la vigencia que hoy tiene su cine.¿Qué pasará con La dama sin camelias? Ésta, tan inédita en nuestras pantallas como Crónica de un amor, pero aún más difícil de ver en ciclos, homenajes y filmotecas, es su cuarta película, de 1953, y tiene el propio cine como motor de arranque de un discurso en el que, presumiblemente, sigue prevaleciendo la mirada fría y penetrante del cineasta sobre unos individuos en crisis y una sociedad burguesa caduca.

Escrita en colaboración con Francesco Maselli y la gran Suso Pecchi d'Amico, La dama sin camelias es uno de esos regalos que una cadena de televisión voluntariamente minoritaria, esto es, necesariamente cultural, tiene la obligación de emitir de tanto en tanto, pues ayuda a conformar en el aficionado filmografías imprescindibles; en este caso, como el de la semana pasada, la de un cineasta capital del arte contemporáneo, pese a que hoy se tienda a borrarle del mapa.