'Les demoiselles d'Avignon', de Pablo Picasso realma su último viaje por Europa
El célebre cuadro se expondrá en París y Barcelona antes de regresar a Nueva York

Cinco prostitutas de la barcelonesa calle de Avinyó llegan hoy a París en su último viaje a Europa. Viajarán después a su ciudad natal, donde permanecerán unas pocas semanas, y volverán luego a Nueva York para no regresar nunca más. Las señoritas en cuestión corresponden a una visi6n fugaz de Pablo Picasso, producto de sus vagabundeos de adolescente barcelonés, que inspiraron una pintura calificada por el escritor superrealista André Breton como "el acontecimiento capital del arranque de siglo XX". Incomprendida por los propios amigos de Picasso, Les demoiselles d'Avignon quedó entre las telas invendidas durante 14 años. Para su ultimo viaje a Europa, al Museo Picasso de París el 18 de abril y al Museo Picasso de Barcelona desde el 10 de mayo hasta el 14 de julio, se ha suscrito una póliza de seguro por 50 millones de dólares.
La exposición que hoy empieza en París es el justo pago de la cuenta pendiente del Museo de Arte Moderno de Nueva York, el famoso MOMA, con los dos museos Picasso europeos, el de París y el de Barcelona, por los préstamos realizados para la gran retrospectiva que en 1980 convirtió las imágenes de Picasso en parte de la cultura de masas norteamericana. Las fa mosas cocottes catalanas tenían prohibidas todas las salidas desde su último viaje a Europa, que fue a París, en 1966, con motivo del Homenaje a PicassoEn París, en el famoso Bateau-Lavoir por más señas, habían nacido, en 1907, en un momento crucial de la evolución del artista, hasta el punto de que algunos críticos han asegurado que la tela es un campo de batalla entre las distintas vanguardias del momento (expresionismo, cubismo, fauvismo) En París habían permanecido, desmontadas y enrolladas, hasta 1924, cuando André Breton consiguió convencer al modista y mecenas Jacques Doucet para que comprara la tela, que le costó 25.000 francos de la época.
Un galerista de Nueva York
Doucet quería legar su colección al Louvre, con lo que esperaba, con esta compra, que no cayera en manos norteamericanas. Pero su viuda lo vendió a un galerista de Nueva York cuando ya nadie tenía dudas sobre el valor artístico de la tela. Desde 1939 pertenece al MOMA, que lo conserva como uno de sus tesoros mas apreciados.Les demoiselles dAvignon viajan con un excepcional acompañamiento, que permite comprender el proceso de creación de esta tela mitificada, e incluso el mundo de imágenes que bullía en la cabeza del joven de 25 años que era Pablo Picasso en el momento de suelaboración. Desnudos de La visión de san Juan, de El Greco (de la antigua colección que poseía Zuloaga en París); El baño turco, de Ingres (expuesto en aquel entonces en la capital francesa); Las tres bañistas y Cinco bañistas, de Cézanne; una estatuilla en barro de Gauguin; Desnudo azul, recuerdo de Briska, de, Matisse; Bañistas, de Deraine; estatuillas y máscaras ibéricas y africanas, y multitud de telas, dibujos, gouaches,a cuarelas y esbozos, notas y carnés del propio Picasso, permiten hacerse una somera idea de la tempestad estética que se desarrollaba en la cabeza del artista, una tempestad que, a lo que se ve ahora, significaba una batalla trascendental en la evolución del arte contemporáneo.
Les demoiselles d'Avignon, que son cinco en la pintura definitiva, han sido seis en la historia del cuadro. Una ha desaparecido y otra es producto de un cambio de sexo. En su origen, dos hombres acompañaban a las cinco prostitutas: un estudiante de Medicina con una calavera en la mano que ahora es la mujer de la izquierda y un marinero con su gorrito con borla. Según los críticos, la idea original partía de una escena tópica en la historia del arte, una idea propiamente barroca que asocia el vicio, el sexo y la muerte, y que se sintetiza en la sentencia latina memento mori
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