Las conversaciones deshilvanadas de Salomó
F. S.Los Salomó se reunieron por última vez el pasado mes de enero en la parroquia de Riudoms (Tarragona) para asistir a un funeral por los familiares fallecidos recientemente, entre ellos María Teresa Mestre, asesinada en 1984 -presuntamente por un amigo de la familia, Angel Mayayo-, cuando su marido se encontraba aún en la cárcel de Tarragona, procesado por su supuesta implicación en el envenenamiento del síndrome tóxico. Tras la ceremonia, Enric Salomó y sus dos hijos volvieron a su refugio, en una casa de campo situada en un paraje aislado en la carretera de Vinyoles a Riudoms, donde viven desde hace cerca de un año.
Salomó y sus hijos han tenido que vender su casa de Tarragona, donde permaneció recluido durante los meses en que la Audiencia Nacional, por razones humanitarias, le concedió la prisión atenuada. Han vendido también un inmueble de varias plantas, situado en el centro de Zaragoza, que les legó en herencia la madre del industrial, fallecida también cuando él estaba encarcelado.
Le quedan, sin embargo, la casa de campo, un solar al pie de la carretera de Reus a Alcolea y el apartamento de Cambrils, donde fue asesinada su esposa y que ha optado por alquilar a unos turistas.
La familia de Salomó está preocupada por la forma en que Enric administra y consume sus últimos ahorros y propiedades, sin que "le preocupe demasiado su futuro". Desconrian de los beneficios que pueda obtener por la explotación de la plantación de avellanos que rodea su casa y no les ofrecen tampoco ninguna garantía los negocios que el aceitero intenta una y otra vez reanudar. Pero lo que más les inquieta es la vida aislada que lleva y a la que ha arrastrado a sus hijos.
Los que le tratan aseguran que sus proyectos son deshilvanados e incoherentes, como sus conversaciones, lo que impide que cualquier persona, incluido su abogado, Jordi Claret Andreu, pueda abordar con él las cuestiones trascendentes que le afectan.
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