Premios
El número de gentes que en este país se dedican a la creación cultural es constante, pero el número de premios culturales aumenta cada año. La misión de los premios, al menos en teoría,- consiste en multiplicar la producción y consumo de mercancías culturales. En realidad, aquí sólo se multiplican los premios. El otro día fui testigo de una espléndida aberración con pinta de chiste. Se entregaban unos premios nacionales con la sala llena, y en un momento del solemne acto en el que había muchas más personas en el escenario recibiendo estatuillas, diplomas y abrazos que espectadores en el patio de butacas. Lo que está consiguiendo tanto premio, eso sí, es una potente industria de fabricar estatuillas (generalmente horrendas), pergaminos, medallas, bandejas de plata grabadas y demás instrumentos para las ya recargadas vitrinas de los premiados de siempre.Se ha acusado a nuestros creadores de novelar, filmar, ensayar, pintar o diseñar con la mirada puesta en los premios. Es falso. Mejor dicho, es al revés. Se instituyen los premios pensando en un determinado autor, se redactan convocatorias a imagen y semejanza del conspicuo que prestigie la convocatoria, se organizan jurados y votaciones con la mente puesta en una firma legitimadora. Así se explica la cruel caza al premiable que se ha desatado. Los organizadores del premio se pasan el año intentado seducir a los autores relumbrones para garantizar su presencia, o evitando por todos los medios, legales y no tan legales, que caigan en brazos de los jurados de la competencia. Se avecina una verdadera catástrofe cultural. Si las matemáticas no fallan, y las puñeteras nunca fallan, llegará un día en que se paralizará el sistema por esta enorme desproporción entre el acelerado ritmo de creación de nuevos premios y el muy finito número de autores. Todos habrán sido premiados por todos. Entonces, la única solución para que no se detenga la maquinaria cultural será desconvocar urgentemente todas las convocatorias. Y vuelta a empezar el ciclo del eterno retorno.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
La Justicia de Estados Unidos sentencia al Guacho, yerno del Mencho, a 11 años de prisión
El Rayo celebra con un festín de goles ante el Drita su pase a octavos de la Conference
Finabien Paisano: las claves del programa dirigido a migrantes que envían remesas
El Valencia Basket, muy incómodo en Israel, cede ante el Maccabi
Lo más visto
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- La asociación mayoritaria de guardias civiles no está de acuerdo con la DGT en sustituir los triángulos por la baliza V16




























































