Puro 'negro' francés

No tiene Círculo rojo, con ser película de enorme interés, la calidad suprema de otros títulos de su realizador, el indiscutible maestro del cine negro francés Jean-Pierre Melvílle, entre los cuales acaso habría que citar Le samourai (aquí El silencio de un hombre) como cúspide insuperable. Pocos años hay, en realidad, entre Le samourai (1967) y Círculo rojo (1970), y sólo una película por el camino, El ejército de las sombras (1969), pero las altas cotas de nihilismo de aquélla se convierten en la que esta noche emite TVE en tintes moralizantes que flaco favor le hacen a un esqueleto férreo que despide constantemente los mejores efluvios del género, los del pesimismo y la fatalidad. Moralismo que halla su paradigma en la figura del comisario que encarna Bourvil y que en un momento de la acción se compadece de los chicos de hoy, que toman droga por culpa de la sociedad en que viven, pero que, dice, nacen inocentes.Al margen de esta espina discursiva, Círculo rojo, que narra la historia del robo a una joyería perpetrado por dos delincuentes unidos por el destino con la complicoidad de un ex policía y bajo la implacable caza de un comisario de París, es un filme compacto y riguroso, admirablemente sintético y ornamentado con sabios trazos degénero.